Lali.
-¿Nunca vas a contratar una chica para limpiar no?-le pregunto Lali cuando ingresaban al departamento de Leandro.
El muchacho tiro sus llaves sobre la mesa y su campera a algún rincón del desordenador departamento.
-¿Para que? Si solamente lo utilizo para venir a dormir…
Mariana no contesto, simplemente dejó su bolso sobre la silla más cercana a la puerta de salida, esa noche el trabajo iba a ser rápido y fugaz.
-Como vos digas pero no vine a criticar la mugre de este lugar…
Leandro rodeo la cintura de ella posesivamente-¿Y a que viniste?
Y en ese momento todo quedo en manos de ella, la petiza infartarte, Lali sonrío con su típica picardía que justamente a Leandro le encantaba, rápidamente ella quito las manos de él e indicándole con su mano se dirigieron a la habitación mas cercana.
Leandro largo una forma de aullido que desagrado por completo a Mariana, cuando ella lo tiro sobre la cama y reboto barias veces, él quiso acercarse para acariciar alguna parte de ese pequeño pero terrible cuerpo.
-No, no…-Lali se acerco a su oído-Esta noche mando yo…
Como si fuera un acto de magia, saco de un lado que Leandro no pudo descubrir, un pañuelo que fue directo a cubrir los ojos de él.
-¡¿Qué haces?!-grito al sentir que ella le ataba las manos a los bordes de la cama-¡Mariana estos jueguitos no me gustan!
Lali solamente se reía aumentando mas la molestia de Leandro pero cuando sintió el aliento de ella rozarle su miembro se callo de repente y cayo en su jueguito. Durante una hora, Mariana se dedico a torturarlo lo mas que pudo hasta dejarlo lo mas caliente que en su vida estuvo.
-¡Mariana necesito ya co…
-La boquita che…-le interrumpió ella antes de que diga alguna guarangada-¿Sabes que? La estaba pasando tan bien, te aseguro que íbamos a tener una noche única pero me tengo que ir…
-¡¿Qué?! ¡¿Me estas tomando el pelo no?! ¡Mariana maldita sea quítame estas cosas! ¡Mariana!
La música sonaba sin cesar, aunque ella gritaba que la apagaran o se acercara al equipo para hacerlo la música nunca terminaba y eso la molestaba por completo, le molestaba sentir cada segundo más fuerte y más potente.
-¡Mierda!-grito sentándose de golpe en su cama-¡Dios, reloj de porquería!-se quejo al descubrir que era su alarma la que sonaba insistentemente.
Los ojos marrones de ella se abrieron de golpe al ver que el reloj marcaban las once del mediodía y se había quedado dormida, se levanto de un salto y se coloco lo primero que vio, tomo su bolso, llaves, una fruta para el camino y bajo corriendo las escaleras, hacia dos horas que el ensayo había empezado y estaba segura que se lo había perdido.
-¡¿Mariana a donde vas?!-le grito su madre al verla saltar los dos últimos escalones de la escalera aceleradamente.
-¡Al estudio de danza! ¡No me esperes para el almuerzo!
Su madre que sostenía las bolsas de la compra negaba rápidamente con su cabeza, su hija era un total desastre con los horarios y lamentablemente eso no cambiaria nunca.
Como había predicho mientras se cepillaba velozmente el cabello, el ensayo había terminado y el estudio se encontraba en completo silencio, orden y por supuesto vacío. Suspiro con bronca pero decidió aprovechar que el estudio estaba disponible para practicar la coreografía.
Prendió las luces, como cada vez que lo hacía Lali miraba maravillada aquel estudio que era su vida, tiro su bolso a un lado junto a su short y camisa, quedando en calzas, top y zapatillas de ballet, mientras estiraba sus brazos y hacia entrar en calor sus piernas se acerco al equipo de música para colocar una de sus melodías favoritas: Beethoven.
Mientras comenzaban a sonar las primeras notas lentas de la melodía, se posiciono en el centro de la sala mirándose através del espejo…
-Bien, vos podes hacerlo perfecto…-se alentó a si misma…
Y cuando escucho la nota indicada, se colocó en quinta posición y así poco a poco comenzó a dejarse llevar por la música, sus brazos subían y bajaban al igual que sus piernas que daban cortos o largos saltos cuando eran el momento, se enredaban cuando tenían que hacerlo.
Estaba tan metida en la música y no errarle a los pasos que no noto la presencia de Leandro en el estudio hasta que Lali volvió a detenerse en la misma posición con la que había comenzado y elevo su mirada hacia el espejo.
-¿Que haces aquí?-le pregunto tajante mientras él aplaudía.
-Verte bailar…-Leandro ingreso a la sala y se coloco detrás de Mariana-La verdad quería hablar con vos, hace semanas que me esquivas y nunca me explicaste ese jueguito que hiciste conmigo y mucho menos me vengue de él.
Mariana se separo de él para poder mirarlo de frente, nunca nada ni nadie le dio miedo y Leandro no sería el primero.
-Y no te voy a explicar porque lo hice y no te vas a vengar tampoco.
-¿Segura?-Leandro tenía una mirada de miedo y se encargo de transmitírselo cuando la tomo fuertemente de la cintura-¿Estas segura de que no me quieres dar una explicación? ¿Estas segura que quieres bancarte la consecuencia ahora que te encontré?
Lali inspiro aire fuertemente, tenía que reunir las fuerzas justas para enfrentarlo y echarle todo el veneno que tenía guardado, él la había traicionado, había roto todas las reglas que Mariana había puesto en un principio, la humillo frente a todo el barrio y eso no se lo iba a permitir a nadie…
-¿Quieres una explicación vale?-se separo bruscamente de él.
-¡Eres un maldito bastardo por eso lo hice! ¡Porque te encargaste de romper todas las malditas reglas que teníamos al acostarte con mi hermanastra, y encima tuvieron el descaro de hacerlo en mi cama y grabarse para que la otra bastarda valla a difundirlo por todo el barrio!-Lali gritaba quitándose todo el odio de encima-¡Por eso te ate en tu cama y te calenté a esta que no pudieras mas, te grabe y se lo mostré a todo el mundo! ¡Para que sientas la humillación que sentí yo cuando en el barrio ya no se me respetaba!
-¡¿Pero quien te crees que sos?!-grito Leandro elevando su mano.
Mariana lo miraba desorbitada, luego de sentir la mano dura de él estrellarse contra su mejilla.
-¡Eres un hijo de puta! ¡Te di todo lo que pude basándose en mis reglas! ¡Nos acostábamos en el sitio que querías en el momento que querías, te permití tener el tipo de sexo que querías solamente para darte placer a vos, te permití que no importara que vos llegaras al orgasmo primero y me dejaras sin complacerme a mi! ¡Y lo único que te pedí fue que mantuvieras mi imagen ante todo el mundo al no meterme los cuernos! ¡Y no te importo un carajo el acostarte con mi hermanastra!
“Ella es mejor amante que vos” esas palabras terminaron por quitar todo el veneno que llevaba guardado Mariana por dentro, su mano se cerro en forma de puño y fue directo a parar al rostro de Leandro dejándolo verdaderamente marcado, no le importo que su mano a los instante le doliera como no le importo durante dos meses escuchar las cargadas de la gente sobre el video que ella misma se había encargado de difundir.
Mariana es una mujer fuerte, con sus propias reglas: le gusta el sexo, le gusta la diversión, le gusta el alcohol, detesta las drogas y en su barrio todos la respetan, y el que se las hace se las paga de una forma de otra, muchos dicen que va tirando veneno por la calle y eso hace que los hombres la deseen pero que a su vez le teman y acepten sus reglas, pero la vida es así, si ella no se hace respetar, el que le va a tirar veneno hasta matarla va a ser el hombre. Y mientras Mariana viva la que va a tirar veneno y matar al hombre va a ser ella.
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