sábado, 3 de septiembre de 2011

Fuiste mia un verano

Capitulo siete.


Hacía una hora que nos encontrábamos en un restaurante muy elegante que quedaban en Fighiera, un pueblo que no quedaría a mas de veinte kilómetros de mi pueblo, la verdad nunca fui buena con esos cálculos, soy de esas que se acomodan en el asiento del auto o el aparato que me traslade y me dejo llevar sin importarme la distancia.

-Mm, estoy llena la verdad…-dije cuando me apoye en el respaldo de la silla y coloque mis manos sobre mi panza hinchada.

-Yo también no nos podemos quejar-comento el rubio luego de tragar el último bocado del flan con dulce de leche que eligió como postre.

La cena comenzó con una entrada de empanadas de jamón y queso, una entrada bien criolla ¿no? Pero bueno es lo que siempre pido desde que soy pequeña y nadie hasta ahora nunca me dijo que no, luego llego la comida fuerte y deje a mi acompañante que eligiera: fettuccini Alfredo, como buena tana no me queje y todo acompañado de un buen vino.

-¿Un paseo?-me pregunto al estacionar el auto sobre la zona costera del pueblo, la verdad que no me podía quejar de la cena hablamos de todo y disfrutamos de los silencios que se generaban, bailes una que otra melodía que el pianista del restaurante se dedicaba a tocar mientras esperábamos que nos sirvieran la comida.

Íbamos caminando por las calles de piedras abrigados por el vientito veraniego que surgía a la noche, cerraba los ojos disfrutando el ruido de las olas romper contra las columnas colocadas bajo el agua y sonreía al estar iluminada solamente por la luz de la luna.

-Gracias Benja…-le dije cuando me apoye sobre una baranda y el frente mío con las manos dentro de sus bolsillos y su mirada misteriosa-Gracias por esta hermosa noche.

Me acomodo un mechón de mi negro pelo detrás de mi oreja y cerré los ojos sintiendo en profundidad la caricia que me estaba regalando, era tan dulce que me dolía no poder quererlo un poquito.

-Te mereces esta y miles de noche mas hermosas…-cuando volví abrir mis ojos Benjamin ya estaba a milímetros de distancia mío.-Lali déjate querer un poquito, solo eso te pido…-y mis ojos se abrieron al ver como se acercaba lentamente hacia mi rostro, estaba a punto de rosar mis labios y…

-¡Huy que tarde es!-exclame girándome de sopetón y agache mi mirada por la vergüenza que me dio dejarlo pagando-¿Vamos Ben? Mañana tengo que madrugar y…

-Si vamos que te llevo…-desde ese incidente no hablamos más, el silencio que tanto disfrutaba ahora se convirtió en uno muy incomodo, estaba molesto lo podía ver en su mirada pero si de verdad estaba interesado en mí podía esperar ¿o no?

-Gracias de nuevo…-le dije cuando estaciono frente a mi casa, la cual ya tenía todas las luces apagadas…-Nos vemos Ben…

Benja solo asintió y no quito su mirada del frente, tome fuertemente mi bolsa y abrí la puerta del auto, estaba a punto de salir pero no podía irme así no más, “perdóname, solo que necesito tiempo…” acompañado de un pequeño beso me despedí definitivamente de él, me quede parada junto a las rejas hasta que lo perdí de vista, suspire cansada y daba por finalizada la noche.
-.♥.-


Cinco días después no la había vuelto a ver, ya todos estaban enterados de mi regreso y por ende volví a mi rutina antigua, levantarme a eso de las diez de la mañana desayunar con mis hermanos, alistarme y partir hacia el club del pueblo a practicar algo de rugby o futbol con los chicos, almorzar con mis abuelos y a la tarde juntarnos todo el grupo (chicos y chicas) en la cantina a pasar el rato, las chicas cotilleaban y nosotros nos dedicábamos a jugar a la play o armar campeonatos de mete gol.

Yo había regresado un lunes y estábamos a viernes, ¿tan grande era el pueblo para desaparecer? Siempre concurríamos a los mismos lugares, teníamos a los mismos conocidos pero nunca nos cruzábamos y eso me exasperaba, me había enterado por medio de Patricio que la cita fue todo un éxito pero no recibí detalles específicos y pedirle a mi hermana que me averiguara era mandarme al muere enseguida, así que mi cabeza maquinaba las mil y un formas del éxito que obtuvo esa cita.

-Patas de tero…-así llamaba yo a Candela cariñosamente…-¿Puedo hablar con vos?-y sin esperar su respuesta me senté en la silla del al lado, estábamos un par en la cantina rompiendo el rato.

-¿Qué queres saber pelado trucho?-me lleve la mano al corazón como si esa forma de hablarme me hubiera dolida-Te conozco, así que desembucha…-me dijo directa.

Me acomode mejor sobre la silla, estaba nervioso sin tener motivo alguno…-Si, quería saber si…-no sabía como decirle, era la mejor amiga y tenía muchas de perder…

-¿¡Si que?!-perdía la paciencia rápido la flaquita, me había olvidado por completo.

-¡Bueno che no me es fácil!-me queje jugueteando con un escarbadientes-¿Sabes por que Mariana me evita?-listo se lo había preguntado.

Candela dejo el vaso que se había llevado a los labios sobre la mesa y se apoyo contra la pared mirándome pero sin mirarme a la vez, se coloco en su papel de misteriosa y odiaba cuando lo hacía, ella lo tenía perfectamente en claro por eso lo llevaba a cabo.

-Si…-sonreí feliz por obtener la respuesta…-Pero no te lo voy a decir…-y mi sonrisa se disbujo…

-¡Cande no seas mala!-y uní mis manos en forma de ruego-Porfiíta dime por que, necesito saberlo…

-No puedo contártelo Peter, es mi mejor amiga-y abrió sus ojos con obviedad…

Me cruce de brazos berrinchudamente y le di la espalda al escucharla reír-Necesito verla…-le dije bajito pero se que ella me escucho…-Necesito hablar con ella un momento-pero no recibí respuesta alguna.

-Esta en la casa de sus abuelos…-me dijo en mi oído, gire y la abrace fuertemente porque ella si era una amiga de fierro-Ve, hablen y vuelvan para la reunión de la noche…-a todo lo que me decía asentía felizmente-¡Ah Peter!

-¿Qué?-pregunte al escuchar su grito…

-¡Yo no te dije nada eh!-y jure que no iba a delatarla, sin hablar más corrí a mi casa tome las llaves del auto y recorrí los pocos kilómetros que me separaban del campo de Nina y Julio, los abuelos de mi petisita.
-.♥.-


A veces necesitaba urgentemente desconectarme del mundo por completo, y la mejor receta que tenía para hacerlo era irme unos días al campo de mis nonos, como los llamo yo.

El martes a la mañana madrugue con la necesidad de estar lejos de todos, necesitaba pensar, aclarar pensamientos y sensaciones que en las ultimas veinticuatro horas se habían alterado por completo. Así que apenas termine de desayunar me prepare un bolsito para una semana y dejando una nota en la heladera di aviso de que me iba. El destino era el campo de mis nonos.

Desde chica amo pasar días enteros entre la naturaleza, siempre me ayuda a desconectarme y gracias a dios estos días me ayudo bastante.

La rutina se basa en madrugar a las seis de la mañana junto a mi nono Julio, desayunar juntos mate y biscochitos de grasa recién hechos por los panaderos del pueblo, acompañarlo en su trabajo que consiste en ordeñar las vacas, retirar los huevos empollados por las gallinas, darle de comer a los chanchos para luego dirigirnos a las cosechas y controlarlas que crecieran como debían.

A mitad de la mañana regreso a la casa con flores que recojo del jardín que cuida mi abuela para darle color a la antigua casa de ellos y siempre me encuentro a mi nona terminando de tomarse sus mates mañaneros a los cuales siempre me sumo, después comenzamos con la limpieza de la casa, amo hacer ese trabajo porque Nina la da compañía ideal con su canto tan perfecto, me llena de energías positivas escucharla.

Al mediodía nos encerramos en la cocina para cocinar y almorzar los tres juntos entre charlas y risas, a la hora de la siesta es mi momento personal, despido a mi nono que se retira a descansar y a mi nona que se sienta en su mecedora a tejer, pasatiempo de toda la vida.

Y ahora si es mi momento personal, me freno unos instantes el porche de la casa para mirar el horizonte que hay por delante de mi vista y disfruto de la tranquilidad que me invade, con una sonrisa camino despacio, total nadie me apura, hasta los establos para tomar a mi yegua, Lila regalo de mis nonos cuando cumplí diez años.

-¿Cómo estas belleza?-desde chica me enseñaron que hablarle a los animales ayudan a crear un lazo especial…-¿Lista para un paseo?-y sonreí al escucharla relinchar, le coloque la montura sobre su lomo y tire de las cuerdas delicadamente-Vamos a recorrer por un poco las hectáreas, necesitamos pensar Lilita…-ella volvió a relinchar, muchas veces me pregunto si ella entenderá las cosas que le cuento.

Ya me encontraba afuera del establo cuando me subí y con dos golpecitos sobre su panza comenzó de a poco a tomar velocidad su cabalgata, sonreía con libertad al sentir el aire juguetear con mi pelo y como los rayos del sol pegaban sobre mi rostro, cuando me encontraba encima de mi yegua y recorría a una velocidad inexplicable todo el campo nada me molestaba, al contrario todo me daba paz.

Una hora después de estar paseando por todos los rincones del campo decidí regresar, ya se estaba haciendo un poco tarde aunque el sol seguía en todo su esplendor pero dentro mío sabía que había llegado el momento de regresar al pueblo, hoy era la fiesta en lo de Eugenia y no podía fallarles.

Estaba llegando al establo cuando note la presencia de alguien, tire de las cuerdas y le indique a Lila que se dirija hacia la entrada del campo, mis ojos se abrieron del todo al notar que el que estaba del otro lado del cerco era nada mas ni nada menos que Juan Pedro, quien me regalaba una sonrisa inocentona.

-¿Qué haces acá?-le pregunte confundida una vez que me baje de la yegua y quede frente a él separados solamente por el cerco.

-Vine a buscarte…-miro unos momentos a las llaves con las que jugueteaba, sonreí en mi interior al notar que todavía se ponía nervioso al regresar a este lugar-Necesitamos hablar.

Lo mire unos instantes e intente sonar lo mas segura posible-Nosotros no tenemos nada de que hablar, así que adiós…-y gire para volver a tomar mi camino.

-¡Petiza espera!-cerré los ojos porque que me llamara así me hacia temblar de pies a cabeza…-¡Ey porfa La!-tomo mi brazo girándome de golpe causando que chocara con su pecho, él descarado había saltado la cerca al ver que me alejaba de verdad…-Hablemos unos minutos nada mas…

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