sábado, 3 de septiembre de 2011

La fuerza del destino


5

Hacía más de una hora que te habías levantado, higienizado y desayunado, ahora te encontrabas ordenando el desorden de tu casa, primero tiraste todos los papeles sueltos, luego te dedicaste a limpiar la cocina donde notaste que debías hacer las compras, tu alacena y heladera necesitaban llenarse, el living te agradeció que lo ordenaras, un poco de limpieza a tu pequeño mueble del televisor y terminaste en tu habitación dedicándole un poco de tiempo a tu placard para luego concentrarse en la horrenda tarea de limpiar el baño.

Estabas tan metida en tu trabajo que no percataste que tu móvil había sonado, luego de una hora volviste a la cocina donde verificaste que eran las cuatro y media de la tarde, frunciste tu entrecejo al darte cuenta que tu nuevo amigo no te había mandado algún mensaje.

-¿Dónde esta mi celular?-te preguntaste al no tenerlo encima, por lo cuál comenzaste a buscarlo-¡Acá estas!-gritaste al levantar tu cabeza de debajo de la cama y te sentaste en pose indio-Un mensaje nuevo-leíste al abrir la pantalla.

“Te espero en la esquina de tu casa a las cinco de la tarde, no falles. Un beso. Lean” y por inercia sonreíste como una tonta, tenías media hora para arreglarte así que no dejaste que tu mente se perdiera en otras cosas y comenzaste a arreglarte.

Unas calzas negras hasta la rodilla, una remera larga de color rojo con un estampado blanco, tus zapatillas estilo botitas, una coleta al costado, unos apenas delineados era el atuendo perfecto para pasar la tarde en una plaza.

A las cinco de la tarde en punto te encontrabas apoyada en una pared de la esquina indicada, ya habías permitido a tu mente dejar que inventara mil y un historias cuando tus ojos se cruzaron con unos de color verde, te mordiste el labio al ver como estaba vestido, bermudas de jeans y una remera rayada. ¡Ah! Su loock se completaba con unos lentes oscuros de sol. “Todo un fachero” pensaste.

 Para las cinco y diez se encontraban sentados cada uno en una hamaca, apenas las habías divisado tomaste de la mano a Lean y lo llevaste corriendo hacia ellas.

-Sos completamente una nena-te dijo con una sonrisa al verte reír con tanta emoción, vos no le habíad dicho nada porque así te sentías, una nena que volvía a jugar libremente.

-¿Cuál es tu juego favorito de la plaza?-le preguntaste con mucha curiosidad.

En el rostro de Lean se había formado una media sonrisa, seguro algún recuerdo le habría venido a su mente e hizo lo mismo que hiciste vos momentos atrás, te tomo de la mano y te llevo hasta una pequeña calesita que había en la plaza.

-Estas loco si crees que me voy a subir con vos.

-Entonces si estoy loco-sin decir más nada te tomo en sus brazos para segundos después sentarte sobre un caballo blanco, sonreíste cuando él se subió al caballo de color negro que estaba a tu lado.

De esa forma, entre risas por no poder sacarle la sortija al dueño de la calesita, entre corridas por los distintos asientos que había comenzaron a disfrutar de una tarde completamente especial.

-¿Color favorito?

Lean esperaba que te tiraras del tobogán para recibirte con sus brazos abiertos- Azul, ¿tu comida favorita?

-Milanesa con papas-te respondió mientras tironeo de tus manos llevándote hacia los subibajas-¿Grupo o artista de música preferido?

-Sin dudas Beyonce ¡Idola total!-exclamaste entre risas al ver como el se había caía hacia atrás al intentar bajarse del subibaja-¿Actriz o actor favorito?

-Megan Fox ¡Diosa!-te entrego una manzana acaramelada que acababa de comprar-¿Equipo de futbol?

-Banfield, haciéndole el aguante a la ciudad que en parte me vio crecer ¿Deporte favorito?

-Rugby ¿te parezco lindo?

Tus ojos se abrieron como platos y una carcajada se había escapado de su boca, llevaron todo el camino de vuelta haciéndose preguntas, la escusa perfecta para conocerse más pero sin duda no esperabas que te saliera con eso.

 -¿Cine o peli en casa?-te pregunto para cambiar la tensión que se había formado

-Peli en casa garpa como loco-ambos sonrieron-Llegamos loquito-tonto apodo le habías puesto.

El solamente asintió, te dio un beso en la mejillas y con un “Nos vemos mañana” se despidió pero tu impulso no se aguanto y te obligo a gritar su nombre, él se dio vuelta esperando que hablaras.

-Si…-te miro sin entender-Si me pareces muy lindo-y con una tonta sonrisa entraste corriendo a tu edificio.

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