sábado, 3 de septiembre de 2011

Me envenena

Rochi.


Hacia rato que los besos ya no eran solamente caricias en el cuerpo del otro, las manos ya no se conformaban con acariciar ciertas partes del otro, ellos pedían mas del otro.

-Es…Es…Espera-dijo la rubia luego de que el rubio abandonara su boca para perderse una vez más en el cuello de ella.

-¿Qué pasa?-le pregunto entre chupetones que le iba dejando.

Rocío no hablo sino que lo separo para tomarlo de los hombros y voltearlo haciendo que chocara contra la pared, sonrío al ver los labios rojos e hinchados de él, bajo su mirada y se saboreo los labios al saber que la erección que tenía entre sus piernas era provocada por ella.

-Yo no soy de hacer estas cosas pero…-se mordió firmemente el labio inferior-No podría irme así.

Segundos después el barman se encargo de bajarle solamente las bragas dejándoselas a mitad de camino y con perfecta habilidad la alzo de la cintura obligándola a ella que rodeara su cintura, minutos antes Rocío se había encargado de que el pantalón junto a los boxer estuvieran enrollados en los tobillos de él.

Llevaban minutos de pasión, el rubio disfrutaba de los pechos de Rocío mientras ella tiraba su cabeza hacia atrás dejando salir un gemido tras otro.

-¡Así, así, mas rápido!-exclamaba cuando el rubio aceleraba los movimientos.

El callejón se encontraba en pleno silencio, solo se podía escuchar ambos cuerpos chocando de la pasión, las manos de Rocío se enredaban en el cabello del chico mientras las manos de él se perdían entre los senos y la entre pierna de ella.

Cuando al rubio se le escapo un gemido ensordecedor y entre y salio varias veces seguidas, Rocío comprendió que él había acabado.

-¿Qué haces?-le pregunto cuando el rubio con un movimiento ágil la deposito en el suelo.

-Me cambio ¿no ves?-ella observo como la parte intima del muchacho se volvía a cubrir con las prendas de ropa-Fue un buen polvo…


Dos meses después todavía recordaba aquella noche donde por primera vez había tenido relaciones sexuales con un desconocido en un lugar nada higiénico.

Dos meses después todavía sentía su clítoris palpitar de la excitación y la frustración que sintió cuando el rubio se fue dejándola ahí con sus bragas a unos metros de ella.

Dos meses después todavía seguía viva la indignación que sintió al tener que irse a su casa sola y excitada.

Dos meses después volvía al mismo boliche como lo hacía cada fin de semana, pero este sábado no era como todos, en los cuales se dedicaba a tomar, bailar con sus amigas, chaparse algún chico y observar desde lejos como aquel rubio se chamuyaba a distintas minas como lo había hecho con ella, este sábado Rocío llevaría acabo su venganza, la había planificado tranquilamente y por fin dejaría libre todo el veneno que tenía por dentro.

Rocío no era de vestirse muy provocadoramente, pero aquella noche se había convertido en perra más perra de todas, una minifalda de cuero negro, un chaleco amarillo chillón que solamente le tapaba los pechos dejando a la vista su plano abdomen y zapatos de tacón completaban su atuendo, su cabellera doraba caía en cascadas de rizos, le había llevado todo el día lograr ese atuendo pero había valido la pena.

-Mamita como te parto…-le habían gritado unos muchachos que se solían juntar en la esquina de su casa, usualmente ella repugnada esas cosas pero ese día les había sonreído satisfecha.

Eran las tres y media de la madrugada cuando se decidió dar inicio y fin a su plan, les aviso a sus amigas que iba en busca de alguna bebida, mientras caminaba hacia la barra donde se encontraba el rubio se aseguro de tener apenas bajado el cierro del chaleco dejando a la vista un poco del valle de sus senos.

-Hola bombón…-lo salo una vez que llego y tomo asiento en uno de los taburetes vacíos.

El rubio tardo en reconocerla pero al hacerlo sus ojos la desnudaron y le hicieron el amor una vez mas, pero eso en ella no tuvo un efecto ninguno solamente asco y deseos de vengarse.

Llevaban rato hablando, coqueteando, sus amigas le habían dado los tips indicados, en ciertos momentos sus dedos jugaban tontamente con sus rizos, otras se mordía las puntas y con delicadeza se pasabas la lengua lamiéndolo, a veces se apoyaba sobre la barra dejándole una vista perfecta de sus pechos y hasta había simulado tocarse mientras hablaba con él.

-Me estas volviendo loco-le dijo cuando ella se acerco a su oído para morderle el lóbulo.

-Y vos a mi…No sabes como estoy mojada… ¿Por qué no me dejas pasar?-le pregunto pero él se negó diciendo que podían llegar compañeros del laburo-Dale, ¿o me vas a decir que no te excita mas saber que te pueden cachar?

Finalmente lo convenció, apenas le abrió la puerta del deposito que estaba junto a su barra, lo empujo contra la pared y se encargo de besarlo hasta dejarle sin aire, no se olvidaste de dejarle marcas por todos lados y muchos menos hacerle doler de excitación.

Cuando ya sabía que no iba a poder alargar más la situación, su mirada se cruzo con unos cajones que había en un rincón y sin ninguna delicadeza lo empujo indicándole que se sentara, una vez que le colocara el preservativo se coloco en horcajadas sobre él y se penetro sin preámbulos.

La que llevaba el control en esta ocasión era ella, ella se tocabas los senos, se los lamías y pellizcabas estimulándose, a veces metía sus dedos entre su pene y su vagina para acelerar la cosa y cuando quería lo besaba y lo torturaba con su lengua, él cada vez que quería tocarla o hacerle algo, Rocío se lo impedía alegando que ella llevaba el control.

La situación estaba fuera de control, ella cada minuto que pasaba se penetraba mas y mas rápido, disfrutaba de acariciarse, y se había olvidado completamente de él, solamente lo recordaba cuando el dejaba salir algún comentario obsceno.

Ya llevaban diez minutos así cuando empezó a aburrirse, quería acabar pero sabía que todavía te faltaba hasta que sus ojos se cruzaron con los del supervisor del barman y sonrío triunfante, comenzó a moverse mas rápido y a tocarse con mas intensidad.

Cuando sintió sus paredes contraerse hizo su último esfuerzo de darte dos penetradas más rápidas y rogó por dentro que el hombre que estaba a metros de ellos irrumpiera enseguida.

-¡Ah si!-grito cuando llego al orgasmo, a pesar de que era una venganza reconoció interiormente que había sido un orgasmo de primera.

El rubio estaba por tomar control de la situación cuando el grito de su supervisor resonó en todo el cuarto, ambos se quedaron tiesos mirando hacia el hombre que echaba furia por los ojos.

Rocío se levanto sin importarle que el miembro del rubio quedara a la vista, solamente se acomodo la ropa y se acerco al oído del chico…

-A una mujer no se la deja insatisfecha…Suerte…-le mordió seductoramente el lóbulo cuando escucho un insulto del rubio-Buenas noches señor…

Un rato después, Rocío se había despedido de sus amigas y tomado un taxi de vuelta a su casa, no pudo evitar sonreír y disfrutar de la venganza, por fin se había quitado el veneno que tenía dentro desde hace dos meses, Rocío nunca guardaba rencor ni se vengaba de nada pero nunca se permitiría que un hombre la humillara como lo había hecho aquel y no dudaría en volver a destilar su veneno si en un futuro le pasara lo mismo porque con ella ningún hombre jugaría.

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