Peter.
Pedro no sabe cuando fue el momento en que la cosa se salio de control, cuando de un simple beso aparecieron las caricias llenas de pasión y desenfreno, y lo peor de todo ¡¿desde cuando llega a un límite tan extremo en un boliche?!
-Es…Es…Espera…-decía entrecortadamente cuando la chica abandonaba su boca.
-No hables cariño…-la morocha estaba entretenida en dejar marcas por todo el cuerpo….-Yo me encargo de todo.
Peter quiso hablar, decirle que vallan a un lugar mas cómodos que una esquina oscura pero sentir la lengua de esa mujer hacer maravillas con su cuello eliminaba cualquier indicio de cordura.
-Relaje…
Fue la palabra clave para dejarse caer en la precariedad de la pasión y olvidarse por completo que era un caballero con las mujeres, así que la próxima vez que abrió sus ojos y se cruzo con la mirada fogosa de esa mujer, actúo como le salía de adentro.
Y ese contacto de miradas no tardo nada en aparecer, Pedro inmediatamente coloco sus manos sobre el trasero de ella aprisionándolo y abrigándola a que enrede sus piernas alrededor de su cintura.
Un gemido profundo escapo de la boca de la chica al sentir la fría pared contra su espalda y la boca experta de Peter recorrerle el cuello hasta que perdía en su escote, que era excesivo.
-Me vuelves loco…-pronuncio él cuando dirigía su mano hacia el sexo de la chica, necesitaba poseerla o se volvería loco.
Pero nunca se espero que le hiciera lo que le hizo, los ojos verdes de Peter se abrieron de golpe y vieron aquellos ojos celestes apagados de pasión, la mano de la chica retiro delicadamente la de él de su entrepierna y de un ágil movimiento sus tacos volvieron a pisar el llano piso.
-¿Qué…Que haces?-le pregunto lo mas sereno que pudo.
La chica frunció sus labios de una manera muy graciosa-Nada…Solo que me aburrí, nos vemos lindos.
La bolsa de boxeo recibía cada vez golpes más fuertes, Peter descargaba su bronca, su impotencia en ella, llevaba más de dos meses completamente loco por Ivete, la morocha infartarte, que conocí en aquel maldito boliche.
-¡Ey…Ey…Ey para!-exclamo Tincho con su voz grabe…-¡Vas a destrozar la bolsa!
Peter se detuvo solo un momento para dirigirle una mirada asesina y volvió a concentrarse en que sus puños fueran directos a la bolsa llena de arena, Martín con un movimiento de cabeza comprendió la situación y solo se limito a tener dura la bolsa hasta que se arto de ver la cara de furia de su mejor amigo.
-¡Bueno ya Pedro! ¡Me hartaste!
-Puedes irte por donde viniste…-le respondió severamente él
Martín lanzo un juramente al aire y con un rápido movimiento retiro la bolsa haciendo que el puño lanzado por Peter quedara en el aire, el morocho de ojos verdes no dijo nada solo se quito los guantes de box y se fue directo hacia unas bancas donde reposaban sus cosas, obviamente seguido por su amigo.
-¿Qué paso ahora?-le pregunto Martín colocando una pierna sobre el banco y apoyando uno de sus brazos sobre ella.
Peter estaba sentado en el banco con la cabeza apoyada en la pared e intentaba recuperar el ritmo de la respiración a la vez que tomaba sorbos y sorbos de agua.
-Nada fuera de lo común… Me vuelve loco como cada noche desde ya dos meses.
-Hermano no entiendo porque todavía sigues con ella…-Tincho se rasco la frente…-Esa mina lo único que quiere es volverte loco y adictivo para cuando se canse definitivamente mandarte a la goma.
Pedro abrió sus ojos y miro directamente a su amigo-En algo tienes razón…Ivete es algo adictivo, como un veneno…
-Pero un veneno muy malo…
Sábado por la noche, una vez más Peter se encontraba en su auto Audi A7, a la espera de ver aquella morocha en la fila del boliche.
-Dale carajo, aparece de una vez…-murmuro entre sus dientes…-¡Por fin!
La puerta del auto no tardo en abrirse y cerrarse, y no tardo nada en cruzar la avenida y plantarse frente a ella.
-¿Qué haces aquí?-le cuestiono ella seriamente, las chicas con las que estaba desaparecieron como un relámpago.
-Tenemos que hablar…-la voz de Peter salía dura sin ningún indicio de picardía, de alegría ni pasión, como solía ser cada vez que estaba con ella.
Ivete jugaba con una punta de su cabello, siempre apostaba a la imagen de “no me importa nada” que casualmente lo atraía mas a Peter y hacia que su libido elevara demasiado, pero en esos instantes le daban ganas abofetearla para que dejara de ser así.
-Podemos hablar dentro del boliche…-le respondió ella dejando ver su sonrisa traviesa.
Pedro al darse cuenta que no se la iba a poner fácil, la tomo de la muñeca y entre quejas y chillidos de ella, se dirigieron hacia un bar, se sentaron en una mesa y Peter pidió un whisky bien cargado para él y un tequila para ella.
-¿De que quieres hablar?-le pregunto ella de mala gana saboreando el acido del limón.
-Nunca entendí como te puede gustar absorber el limón-Peter tenía cara de asco e Ivete le guiño el ojo-En fin, quiero que hablemos de nosotros…
-¿Nosotros?
-Si, nosotros… ¿Quiero saber cuanto va a durar este jueguito? Ya pasaron dos meses en los cuales haces lo que quieras conmigo, me dejas al punto límite en que cualquier hombre te mataría por hacerlo.
Ivete no respondió a nada de lo que él hablo, solamente se limito a quitar su pie de su zapato y estirarlo hasta que rozara la entrepierna de Peter, quien al sentir el contacto dio un pequeño brinco pero no iba a caer en su juego, no otra vez.
-Basta…-le dijo entre dientes a la vez que detenía la pierna de ella-Quiero que hablemos seriamente por primera vez Ivete…
-¡Bien!...-ella de mala gala gana retiro su pie y se reincorporo en la silla-No se que quieres de mi Peter… Creí que disfrutábamos cada fin de semana intercambiando besos, bailes y caricias…
Peter dejo su vaso sobre el porta vasos de nuevo…-Claro que lo disfrutábamos, pero yo llegue a un limite…No puedo mas aceptar que te detengas a punto de ebullición y lo peor es que no puedo soportar esperar un fin de semana para verte.
-¿Qué quieres decir?
-Quiero que nos conozcamos, que salgamos…Que comencemos una relación seria como adultos que somos.
El rostro de Ivete se convirtió en una dura piedra, de un tragó se acabo el tequila y pensó con exactitud las palabras que iba a utilizar para que no comenzaran una discusión y armaran un escándalo.
-Perdón Peter pero yo no puedo darte lo que quieres, mis condiciones eran esas…Si no las puedes aceptar hasta acá llego todo.
Peter no podía creer lo fría que podía llegar a ser esa mujer, cuando cada jueves, viernes y sábado la tenía entre sus brazos llena de pasión, de lujuria.
-Tienes razón no puedo aceptar tus condiciones porque me estoy volviendo loco, eres un veneno adictivo para mi pero hasta aquí llegaste…-se tomo el ultimo sorbo de su bebida y dejo un billete sobre la mesa…-Ese veneno que eres tu hasta aquí llego para mi.
Y sin esperar respuesta alguna ni nada, Pedro se limito a volver a estar dentro de su auto y salir a una velocidad no permitida, necesitaba estar solo, necesitaba descargar los distintos sentimientos que tenía dentro suyo.
Durante dos meses, Ivete lo enveneno cada fin de semana con sus besos, con sus caricias, con sus palabras y sus juegos, él los permitió gustoso pensando que las cosas cambiarían, que con ella podría llevar otro estilo de vida al que estaba acostumbrado pero nunca fue así, ese veneno era malo, peor que una droga se atrevía a decir, pero le había dado un corto definitivo, por el bien de su salud y el de su entrepierna sobre todo.
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