Gastón.
-Ahora regreso lindo…
Gastón solamente se limito a sonreírle y a disfrutar del movimiento sensual que hacia Lola cada vez que caminaba.
Una vez que la perdió de vista, estiro su mano hasta tomar el teléfono móvil de ella e investigarle su privacidad, mensajes-bandeja de entrada-Fernando Espinoza.
“Deja a aquel rubio y ven hacia mi, sabes que puedo darte mucho mas placer. ¿O me vas a negar que anoche no lo disfrutaste…?”
Gastón lanzo un juramento por lo bajo, él era un Don Juan que disfrutaba de acostarse con la mujer que quiera pero nunca permitía que sus conocidos o en este caso sus enemigos, se acostaran con una mujer que fue suya.
Dejo el aparato donde lo encontró y disimuladamente se levanto del sillón en busca de su querida Lola, la vena territorial estaba latiendo a mil por hora y la tenía que hacer descargar como sea.
Luego de dar un par de vueltas por todo el lugar, los encontró en un punto más que estratégico para un buen revolcón de última hora.
El rubio cerró sus ojos contando hasta diez para intentar mantener la compostura pero que aquella mujer haya dicho su nombre al tener un orgasmo con otro hombre que no era él lo saco de sus casillas.
De pronto la mano de Gastón tomo velocidad y fue directo a parar al rostro de Fernando antes de haberla empujado a Lola sin importarle que la hubiera lastimado, los gritos eran ensordecedores pero nadie podía separarlos, el rubio estaba totalmente sacado.
-Señor Dalmau aquí afuera hay una señorita que quiere hablar con usted…-le comunico Aldana, su secretaria.
-Hazla pasar…-le respondió sin levantar la vista de los papeles que tenía que firmar.
Aldana sin decir nada se volteo para indicarle a la mujer que ingresara, ella le dio las gracias y cerró la puerta luego de que la secretaria se retirara.
-No se que tienes Gastón pero eres un veneno muy interesante que no puedo dejar de disfrutar.
Gastón al escuchar aquella voz elevo su mirada de los papeles y ahí se la encontró a Lola totalmente renovada, su cabello era de un rubio platinado largo hasta las caderas (producto de las extensiones que se coloco), con aquellos zapatos de tacón que les hacia unas piernas muy sexys y una gabardina colorada que contrastaba a la perfección con su color moreno de piel: toda una tentación.
-¿Qué haces aquí?-le pregunto recostándose sobre su silla.
-Hace tiempo que no me llamas…-le respondió ella jugando con el cinturón de su saco…-Y como dice el dicho si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma va hacia la montaña…
Gastón enarco sus cejas interesado al entender que estaba entregada en bandeja de oro, con un pequeño gesto le indico que se quitara la gabardina y como era de esperar Lola no puso ninguna objeción, dejo sobre una silla su bolso y con un baile sensual se la fue quitando.
-¡Vaya, vaya!-exclamo el rubio con una sonrisa perversa al verla desnuda…-Es una muy bonita imagen…
-Gracias…Yo decía que capaz quisieras distenderte un poco ¿Qué dices?
Gastón rodeo su escritorio hasta quedar frente a ella, sus ojos claros recorrieron lentamente aquel cuerpo que conocía a la perfección pero que ahora le daba verdaderamente asco.
-Sabes hace dos meses atrás si te hubieras presentado así te habría echo mía desenfrenadamente…-Lola sonrío seductoramente-Pero ahora no…Me das asco…
-¡¿Perdón?!-exclamo la muchacha al recibir el rechazo de uno de los mejores amantes que había tenido, se atrevía a pensar que era el mejor amante de todos.
-Lo que oyes, me das asco…Luego de haberte cogido a Fernando me das completamente asco…-Gastón lanzo un juramento cuando la mano de Lola estrello contra la mejilla del rubio…
-Eres un bastardo, un veneno de los peores…
Gastón luego de recomponerse de la cachetada, se paro derecho, saco pecho inflado de orgullo camino hasta la puerta de su oficina.
-Agradezco que este veneno no te va a intoxicar nunca más en la vida…-y dejando totalmente humillada a la mujer se fue de su oficina.
Desde que Gastón tubo éxito en los negocios también lo tubo con las mujeres, tal vez durante dos o mas meses se acostaba con la misma sin tener una relación seria, o solía cambiar de mujer cada semana como de calzoncillo pero siempre con algo fijo: ellas no podían acostarse con ningún hombre de su ambiente.
Lola le había dicho que era un veneno adictivo, no era la primera que se lo decía muchas que pasaron por su cama se lo habían dicho pero para lastima de ella este veneno se le acabo, lo traiciono, rompió la única regla que él imponía, lo peor de todo no fue que hubiera sido un hombre de su ambiente, lo peor fue que se acostó con su enemigo numero uno de los negocios y eso no se lo iba a permitir a nadie, por eso cuando Gastón volteo a ver como todas las personas de la empresa miraban curiosos hacia su despacho donde Lola todavía se encontraba completamente desnuda dando insultos al aire, no le dio pena usar su veneno para la humillación: el que se las hacia se las paga.
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