sábado, 3 de septiembre de 2011

La fuerza del destino


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Viste como la chica de pelo castaño abría la boca ante la sorpresa que provoco tu presencia y te mordías los labios para que no se te escapara la risa que te provocaba ver las señas que le hacía a su amiga para que volteara.

-¿Qué…Que haces acá?-te pregunto una vez que volteo y te clavo esos ojos marrones encima-Mejor dicho… ¿Qué hacías escuchando una conversación privada?

Lentamente dejaste entre ver una sonrisa donde lucias tu perfecta dentadura blanca como la leche, te causaba gracia y ternura ver como golpeteaba el piso sin cesar y sus brazos formaban dos triángulos sobre su cadera.

-Mucho gusto…Me llamo Lean Pulliese-decidiste saludar a la amiga, estabas descubriendo que te gustaba provocarla-¿Y usted hermosa señorita como se llama?

De reojo pudiste notar como ella hacia presión sobre su cadera conteniéndose, interiormente sonreíste y te dedicaste a besarle la palma a la otra jovencita que estaba entre ustedes y que pensabas que estaba de mas en ese momento pero nunca serías descortés con nadie mucho menos con una mujer.

-Candela…Cande para los chicos simpáticos y caballeros como vos…-y ella se tomo el atrevimiento de darte un beso en la mejilla como si te conociera de toda la vida-Y no te hagas drama por como te puede tratar mi amiga-viste como Candela abrazo por el cuello a la morocha-Esta un poquito loca nada mas…

Te cruzaste de brazo y asentiste-Ahora comprendo… ¿Y por eso es así de mala?-le preguntaste señalándola con un dedo, la morocha abrió indignada su boca-Cerrala que te van a entrar moscas-y disfrutando la provocación estiraste tu brazo para con apenas un golpecito en su pera le cerraras la boca.

-¡Basta!-exclamo exaltada y dándote un pequeño golpe en la mano con la cual le habías pegado en el mentón-Esta amiga tiene nombre, me llamo Eliana…-y te encanto ver como su rostro se fruncía por lo molesta que estaba, te mordiste el labio cuando se le formo un puchero y adoraste cuando sus manos torpes se estiraban a lo largo de aquella bata.

-Ely para los amigos…-acoto Candela en un pequeño susurro como si estuviera prohibido contarlo.

Eliana bufo y tomo rápidamente de la mano a su amiga, por lo visto ya se iban a ir y sentiste un vació al saberlo, te gustaba estar con ella provocándola, dejándola muda.

-Como bien dijiste Cande para los amigos-finalmente la viste desaparecer de tu vista.

Eliana…Eliana…Ely, repetías una y otra vez en tu cabeza, esa chica te había entrada por los ojos y se había estacionado perfectamente en tu cabeza, en ese momento pareciera que no se iría a retirar de ahí o por lo menos eso aparentaba.

Sacudiste tu cabeza para apartarla de tus pensamientos y volviste a mirar por última vez hacia donde ella estaba internada, sabías que aunque quisieras sus ojos, sus gestos y su cuerpo no desaparecerían tan fácil de tu mente y eso te volvería loco pero cuando viste pasar una enfermera con inyecciones recordaste lo más importante en tu vida, el chequeo.

Dos horas después te encontrabas esperando los resultados finales, no veías la hora de irte a tu casa, de estar con tus amigos, de descansar.

Estabas tan metido en tus pensamientos que tardaste de notar la presencia de alguien en la puerta de tu cubículo, tus ojos se abrieron ante la sorpresa de verla allí, Eliana estaba en la puerta de tu cubículo y con sus ojos te estaba haciendo un escáner completo.

-Yo se que estoy para chuparse los dedos pero si me sigues mirando me vas a ojear-le dijiste mientras te sentabas en tu cama.

Notaste que sus mejillas tomaron un poquito de color-Perdón-y finalizo con una pequeña risita, era la primera vez que la oías reír y fue la melodía mas dulce que habías escuchado en toda tu vida-Quería pedirte perdón por como te trate hoy-observaste como se tiro su flequillo para atrás y supusiste que le molestaba-Va mejor dicho, te quería pedir perdón por como te ignore hoy pero es que tienes el don de alterarme al instante.

Te gusto que no esperara tu invitación, sino que fue directamente a sentarse a tu lado y fijo su mirada su mirada en el suelo, balanceaba sus pies como indicio de que estaba nerviosa, otra cosa que anotaste a tu lista de cosas que te gustaba de ella, que se pusiera nerviosa cuando estaba junto a vos.

Te tomaste la delicadeza de observarla unos segundos que para vos fueron minutos, y descubriste que era una nena en cuerpo de mujer, sus dos trenzas perfectamente hechas le daban ese aspecto tan inocente y eso te encantaba, aunque no la conocieras a la perfección sabías que te encantaba todo de ella, lo malo y lo bueno.

-Así que te altero-comentaste tranquilamente mientras te estirabas hacia atrás apoyando ambas manos sobre la cama-A mi me generas un sentimiento diferente, vos me generas paz.

Ely te miro un instante confundida y a la vez sorprendida, se acomodo aquellos mechones que le quedaban sueltos y se cruzo las piernas una sobre la otra, quedando enfrentada a vos.

-Yo lo que quería decirte es que-callo un instante para pensar bien lo que iba a decir-No quiero que alterarme cada vez que nos crucemos…Quiero llevarme bien con vos-tus ojos se encontraban fijos en las manos de ella, las cuales jugaban con la sabana-Yo no tengo amigos en este hospital por el solo hecho que no quiero encariñarme con nadie pero con vos siento que es distinto-y no pudiste elevar tus ojos y perderte en los de ella.

-Bueno señorita ahora si tienes un amigo-el ver sus ojos brillosos de ilusión te hizo sentir el hombre mas poderoso del mundo.

-¿En seri?-ella pestañeaba intentando borrar algún rastro de aquellas gotas saladas que conmulmente suele largar cuando esta mal o emocionada.

-Así es y para festejar que lograste tener a tu primer amigo mañana te invito a pasar la tarde en la plaza.

Y si, ese dialogo termino con una sonrisa en el rostro de ambos, algo los unía, ellos sabían que había algo especial y no iban a desaprovechar la oportunidad de descubrirlo.


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