sábado, 3 de septiembre de 2011

Me envenena

Final.


Sábado a la madrugada, sexto día de grabación.

El cielo estaba totalmente estrellado, la temperatura era ideal, la rampa de Mar del Plata se encontraba en total silencio, el mar era un fondo ideal.

-¡¿Están los cinco listos?!-pregunto el director que tenía unos audífonos alrededor de su cuello y una tabla con hojas en su mano derecha.

-Yo ya estoy…

Peter se hizo presente con unos jeans blancos, una camisa negra abierta apenas y su pelo como siempre despeinado, él había sido el primero en grabar, su historia se basaba en que conocía a una chica en un boliche y esta lo volvía loco.

-Bien Peter vos apóyate contra esa columna…-le indicó el director mientras lo acompañaba a la columna correcta.

-¿Así esta bien?-consulto el morocho de ojos verdes cuando apoyo un pie sobre la columna de color gris y sus manos las guardo dentro del jeans.

-¡Perfecto!-exclamo Roque, el director, elevando las manos hacia arriba-¿Lali donde está?-consulto volteando hacia sus asistentes.

-¡Aquí estoy, aquí estoy!

Mariana llegaba corriendo con sus tacones de color marrones, su minifalda acuadrille se elevaba apenitas dejando entre ver su calza de color negra y una camisita blanca atada a la altura de sus pechos.

-Mm, no me gusta esa pollera ¿Tienes algo mas sexy, mas maduro para ponerte?

Lali se quedo pensando mientras se terminaba de poner una argolla como arito y asintió rápidamente a la vez que gritaba el nombre de Ana, su vestuarista pidiéndole aquel micro short de ceda negra que había visto y se había enamorado desde el primer instante junto a la pupara de encaje transparente.

-Ahora si…-Roque tomo de la mano a la morocha y la hizo darse una vueltita-Bien, vos te vas a subir aquí y te vas a poner de costado quedando tu vista entre el mar y la baranda ¿entendiste?

Ella le hizo un gesto afirmativo y tomo posición en su lugar, Mariana había grabado sus escenas el día martes, su historia se trataba de una mujer sexy, provocadora que no permitía que la engañaran.

-¡Roque acá estoy! ¿Cuál es mi lugar?

Gastón apareció vestido con unos pantalones negros de vestir y una camisita celeste clarito media adentro y media afuera, él fue el tercero en grabar sus escenas y le toco algo parecido a Mariana, hombre poderoso que no permite que lo engañen.

-Si, mira vos te colocas aquí en medio con un estilo canchero y cuando suene la música vos mientras cantan llevas el ritmo con tu pie y tu mirada va vagando por cada rincón.

-Comprendido…-Gastón le dio una palmada en el hombro al director y se acomodo donde le indico.

Roque estaba terminando de indicarles a unos asistentes como colocar correctamente las luces cuando Rocío con unas calzas blancas, unas mini botas negras y un corpiño negro con detalles en blanco aparecieron en su vista.

-Vos si que recreaste tu personaje-la elogió Roque con una sonrisa.

-Gracias…-Rocío seguía siendo tímida a pesar de que su papel era un poco jugado.

El miércoles cuando la rubia se presento a grabar su historia casi le agarra un ataque al corazón, nunca en su había tenido que grabar escenas tan jugadas como aquellas pero si que había disfrutado sentir la pasión por la venganza de su personaje.

-Vos te vas a colocar en esta columna, Gastón en medio del camino, vos en esta columna, Lali en la baranda y Peter en la otra.

-Dale, ¿yo me puedo sentar o apoyar?

-Lúcete como desees, si queresa bailar frente a la columna hazlo… ¡Lo mismo para vos Lali si queres pararte y bailar sobre la baranda hazlo!-grito Roque hacia la petiza…

-¿Y yo que hago?

Nicolás apareció con sus bermudas de jeans y su camisa abierta dejando ver su perfecto abdomen, el viernes había grabado él dando por finalizada las historias individuales y él fue uno de los que mas se divirtió grabando de hombre poderoso.

-Vos te colocas a la misma altura de Gastón pero desde el otro lado y lo mismo bailas, mira hacia donde quieras. ¡Juga!-Roque corrió a sentarse detrás de su monitor-¡Luces! ¡Cámaras! ¡¿Listos?!-todos hicieron gestos afirmativos-¡¡Acción!!

Durante mas de una hora, las cámaras atrapaban los bailes sexys de Lali frente al mar al ritmo de “oh, oh, oh”, Peter movía sus hombros al ritmo de “Y me dice que no…”, cuando escucharon la parte instrumental Nicolás se dispuso a mostrar aquellos pasos sexys de baile que había aprendido, Rocío se lucio meneando sus caderas cuando la cámara la enfoco en un plano solo para ella y Gastón destilo su galantería cuando cantaba la parte “pero al fin volverá a jugar el juego que mas le gusta”

Para las cuatro y media de la noche, una cámara desde la altura mas alta hizo un perfecto plano de los seis bailando combinado con otra de las cámaras que le hacia planos de sus bailes y sus miradas para finalizar nuevamente con la imagen de ellos seis desapareciendo por la famosa ramba de Mar del Plata justo cuando acababa el “Oh, oh, oh Me condena porque esa niña me roba el alma”.


-¡Corten!

Me envenena

Nico.


Cuando Nico sintió que su cuerpo le pesaba y sus ojos se cerraban contra su voluntad decidió retirarse hacia su casa.

-Chicas ¿vieron a Eve?-le pregunto a unas amigas que estaban sentadas en unos sillones.

-Si, la vimos irse hacia afuera…

Nicolás les guiño el ojo a cada una en modo de agradecimiento y fue en busca de su chica, luego de la discusión que habían tenido la cosa se había hablando bastante, cada tanto ella venía para hacerle algunos mimos al rubio y cuando el quería le prestaba atención.

Estaba a punto de salir del lugar cuando sintió dentro del bolsillo de su pantalón como su celular vibraba.

-¿Qué mierda es esto?-escupió al leer el mensaje que le había llegado-“Ve hacia los baños y mira lo que está haciendo tu novia”

El rubio miro hacia todos lados para verificar que nadie lo estuviera siguiendo o haciendo alguna broma pero al no ver a nadie decidió ignorar el mensaje pero paso que daba la duda y la intriga se le generaba más y más.

“La curiosidad mato al gato” dice el famoso dicho y con Nicolás también, estaba en su auto cuando decidió quitarse la intriga de aquel mensaje, corrió hasta llegar a la zona de los baños y la imagen que vio hizo que su furia explotara por cada poro de su ser.

-¿Estas seguro?-le pregunto Marcos cuando le tiro una cantidad de fotos sobre la mesa.

-Mas que seguro Marquitos, esta mina me la va a pagar-Nico tomo una de las fotos donde podía ver a Evelyn teniendo sexo con otro hombre que no era él-Esa hija de puta sabía lo que le podía pasar si me engañaba.

-Pero lanzarla a las garras de su padre ya es mucho.

El padre de Evelyn era un hombre de temer, drogadicto, borracho y golpeador, la flaca, sus hermanas y su madre se habían sacado la lotería con ese hombre pero a Nicolás desde dos meses atrás que no le importaba que ese hombre la matara a golpes.

Desde aquel día donde la vio besarse con otro hombre se encargo de seguirla durante el día y la noche, para su desgracia había descubierto cosas muy desagradables y las cuales ahora las tenía en fotografías frente suyo.

-Mándasela ahora, Gerardo se encuentra en su casa…

Marco no dijo nada porque sabía que saldría perdiendo, cuando a Nicolás lo traicionaban no había antídoto que parara el veneno que recorría las venas de aquel rubio.

Ese mismo día a la noche el grupo de amigos de siempre habían organizado una reunión en la casa de una de las chicas, ahí se podía escuchar el rock metal a todo volumen, las drogas recorrían los lugares como si nada, el alcohol no faltaba y muchos menos el sexo.
Nicolás ingreso custodiado de Marcos y Gabriel, sus dos fieles amigos, ellos eran como los “cabecillas” del grupo, ellos no se drogaban con ningún tipo de sustancia, no fumaban cigarrillos ni nada raro, solamente disgustaban del alcohol y pobre aquel que quisiera meterles algo en la bebida.

-Hola lindas…-saludo cuando llego a un grupo de chicas que se encontraban charlando.

Nicolás tomo lugar entre una morocha y una rubia de curvas voluptuosas, Marcos se sentó junto a una pelirroja y Gabriel junto a dos mellizas traviesas.

Estaban tan metidos en “jugar” con las chicas hasta que la presencia de Evelyn llamo por completo la atención de Nicolás, la miró de reojo, llevaba un corte en su frente, un ojo morado y algunas marcas sobre sus brazos.

Cuando Evelyn cruzo mirada con él no sintió ni un poco de lastima, solamente se dedico a movilizar sus labios para que ella los leyera “Ojala hayas disfrutado del veneno de la traición”, Evelyn no le respondió ni hizo amague a acercarse, solamente agacho su mirada y continuo su camino.

Nicolás era poderoso entre sus amigos, él decía que se hacia y que no, las mujeres que eran tocadas por él no podían ser tocadas por otros sino él no lo permitía, las mujeres debían serle fieles hasta el ultimo día pero si lo traicionaban pobre de ellas, Nicolás era venenoso, demasiado para la salud mental de cualquiera, él lo sabía y nunca tuvo miedo de destilarlo, siempre que lo usara en su defensa el veneno sería su único amigo fiel

Me envenena

Rochi.


Hacia rato que los besos ya no eran solamente caricias en el cuerpo del otro, las manos ya no se conformaban con acariciar ciertas partes del otro, ellos pedían mas del otro.

-Es…Es…Espera-dijo la rubia luego de que el rubio abandonara su boca para perderse una vez más en el cuello de ella.

-¿Qué pasa?-le pregunto entre chupetones que le iba dejando.

Rocío no hablo sino que lo separo para tomarlo de los hombros y voltearlo haciendo que chocara contra la pared, sonrío al ver los labios rojos e hinchados de él, bajo su mirada y se saboreo los labios al saber que la erección que tenía entre sus piernas era provocada por ella.

-Yo no soy de hacer estas cosas pero…-se mordió firmemente el labio inferior-No podría irme así.

Segundos después el barman se encargo de bajarle solamente las bragas dejándoselas a mitad de camino y con perfecta habilidad la alzo de la cintura obligándola a ella que rodeara su cintura, minutos antes Rocío se había encargado de que el pantalón junto a los boxer estuvieran enrollados en los tobillos de él.

Llevaban minutos de pasión, el rubio disfrutaba de los pechos de Rocío mientras ella tiraba su cabeza hacia atrás dejando salir un gemido tras otro.

-¡Así, así, mas rápido!-exclamaba cuando el rubio aceleraba los movimientos.

El callejón se encontraba en pleno silencio, solo se podía escuchar ambos cuerpos chocando de la pasión, las manos de Rocío se enredaban en el cabello del chico mientras las manos de él se perdían entre los senos y la entre pierna de ella.

Cuando al rubio se le escapo un gemido ensordecedor y entre y salio varias veces seguidas, Rocío comprendió que él había acabado.

-¿Qué haces?-le pregunto cuando el rubio con un movimiento ágil la deposito en el suelo.

-Me cambio ¿no ves?-ella observo como la parte intima del muchacho se volvía a cubrir con las prendas de ropa-Fue un buen polvo…


Dos meses después todavía recordaba aquella noche donde por primera vez había tenido relaciones sexuales con un desconocido en un lugar nada higiénico.

Dos meses después todavía sentía su clítoris palpitar de la excitación y la frustración que sintió cuando el rubio se fue dejándola ahí con sus bragas a unos metros de ella.

Dos meses después todavía seguía viva la indignación que sintió al tener que irse a su casa sola y excitada.

Dos meses después volvía al mismo boliche como lo hacía cada fin de semana, pero este sábado no era como todos, en los cuales se dedicaba a tomar, bailar con sus amigas, chaparse algún chico y observar desde lejos como aquel rubio se chamuyaba a distintas minas como lo había hecho con ella, este sábado Rocío llevaría acabo su venganza, la había planificado tranquilamente y por fin dejaría libre todo el veneno que tenía por dentro.

Rocío no era de vestirse muy provocadoramente, pero aquella noche se había convertido en perra más perra de todas, una minifalda de cuero negro, un chaleco amarillo chillón que solamente le tapaba los pechos dejando a la vista su plano abdomen y zapatos de tacón completaban su atuendo, su cabellera doraba caía en cascadas de rizos, le había llevado todo el día lograr ese atuendo pero había valido la pena.

-Mamita como te parto…-le habían gritado unos muchachos que se solían juntar en la esquina de su casa, usualmente ella repugnada esas cosas pero ese día les había sonreído satisfecha.

Eran las tres y media de la madrugada cuando se decidió dar inicio y fin a su plan, les aviso a sus amigas que iba en busca de alguna bebida, mientras caminaba hacia la barra donde se encontraba el rubio se aseguro de tener apenas bajado el cierro del chaleco dejando a la vista un poco del valle de sus senos.

-Hola bombón…-lo salo una vez que llego y tomo asiento en uno de los taburetes vacíos.

El rubio tardo en reconocerla pero al hacerlo sus ojos la desnudaron y le hicieron el amor una vez mas, pero eso en ella no tuvo un efecto ninguno solamente asco y deseos de vengarse.

Llevaban rato hablando, coqueteando, sus amigas le habían dado los tips indicados, en ciertos momentos sus dedos jugaban tontamente con sus rizos, otras se mordía las puntas y con delicadeza se pasabas la lengua lamiéndolo, a veces se apoyaba sobre la barra dejándole una vista perfecta de sus pechos y hasta había simulado tocarse mientras hablaba con él.

-Me estas volviendo loco-le dijo cuando ella se acerco a su oído para morderle el lóbulo.

-Y vos a mi…No sabes como estoy mojada… ¿Por qué no me dejas pasar?-le pregunto pero él se negó diciendo que podían llegar compañeros del laburo-Dale, ¿o me vas a decir que no te excita mas saber que te pueden cachar?

Finalmente lo convenció, apenas le abrió la puerta del deposito que estaba junto a su barra, lo empujo contra la pared y se encargo de besarlo hasta dejarle sin aire, no se olvidaste de dejarle marcas por todos lados y muchos menos hacerle doler de excitación.

Cuando ya sabía que no iba a poder alargar más la situación, su mirada se cruzo con unos cajones que había en un rincón y sin ninguna delicadeza lo empujo indicándole que se sentara, una vez que le colocara el preservativo se coloco en horcajadas sobre él y se penetro sin preámbulos.

La que llevaba el control en esta ocasión era ella, ella se tocabas los senos, se los lamías y pellizcabas estimulándose, a veces metía sus dedos entre su pene y su vagina para acelerar la cosa y cuando quería lo besaba y lo torturaba con su lengua, él cada vez que quería tocarla o hacerle algo, Rocío se lo impedía alegando que ella llevaba el control.

La situación estaba fuera de control, ella cada minuto que pasaba se penetraba mas y mas rápido, disfrutaba de acariciarse, y se había olvidado completamente de él, solamente lo recordaba cuando el dejaba salir algún comentario obsceno.

Ya llevaban diez minutos así cuando empezó a aburrirse, quería acabar pero sabía que todavía te faltaba hasta que sus ojos se cruzaron con los del supervisor del barman y sonrío triunfante, comenzó a moverse mas rápido y a tocarse con mas intensidad.

Cuando sintió sus paredes contraerse hizo su último esfuerzo de darte dos penetradas más rápidas y rogó por dentro que el hombre que estaba a metros de ellos irrumpiera enseguida.

-¡Ah si!-grito cuando llego al orgasmo, a pesar de que era una venganza reconoció interiormente que había sido un orgasmo de primera.

El rubio estaba por tomar control de la situación cuando el grito de su supervisor resonó en todo el cuarto, ambos se quedaron tiesos mirando hacia el hombre que echaba furia por los ojos.

Rocío se levanto sin importarle que el miembro del rubio quedara a la vista, solamente se acomodo la ropa y se acerco al oído del chico…

-A una mujer no se la deja insatisfecha…Suerte…-le mordió seductoramente el lóbulo cuando escucho un insulto del rubio-Buenas noches señor…

Un rato después, Rocío se había despedido de sus amigas y tomado un taxi de vuelta a su casa, no pudo evitar sonreír y disfrutar de la venganza, por fin se había quitado el veneno que tenía dentro desde hace dos meses, Rocío nunca guardaba rencor ni se vengaba de nada pero nunca se permitiría que un hombre la humillara como lo había hecho aquel y no dudaría en volver a destilar su veneno si en un futuro le pasara lo mismo porque con ella ningún hombre jugaría.

Me envenena

Gastón.


-Ahora regreso lindo…

Gastón solamente se limito a sonreírle y a disfrutar del movimiento sensual que hacia Lola cada vez que caminaba.

Una vez que la perdió de vista, estiro su mano hasta tomar el teléfono móvil de ella e investigarle su privacidad, mensajes-bandeja de entrada-Fernando Espinoza.

“Deja a aquel rubio y ven hacia mi, sabes que puedo darte mucho mas placer. ¿O me vas a negar que anoche no lo disfrutaste…?”

Gastón lanzo un juramento por lo bajo, él era un Don Juan que disfrutaba de acostarse con la mujer que quiera pero nunca permitía que sus conocidos o en este caso sus enemigos, se acostaran con una mujer que fue suya.

Dejo el aparato donde lo encontró y disimuladamente se levanto del sillón en busca de su querida Lola, la vena territorial estaba latiendo a mil por hora y la tenía que hacer descargar como sea.

Luego de dar un par de vueltas por todo el lugar, los encontró en un punto más que estratégico para un buen revolcón de última hora.

El rubio cerró sus ojos contando hasta diez para intentar mantener la compostura pero que aquella mujer haya dicho su nombre al tener un orgasmo con otro hombre que no era él lo saco de sus casillas.

De pronto la mano de Gastón tomo velocidad y fue directo a parar al rostro de Fernando antes de haberla empujado a Lola sin importarle que la hubiera lastimado, los gritos eran ensordecedores pero nadie podía separarlos, el rubio estaba totalmente sacado.


-Señor Dalmau aquí afuera hay una señorita que quiere hablar con usted…-le comunico Aldana, su secretaria.

-Hazla pasar…-le respondió sin levantar la vista de los papeles que tenía que firmar.

Aldana sin decir nada se volteo para indicarle a la mujer que ingresara, ella le dio las gracias y cerró la puerta luego de que la secretaria se retirara.

-No se que tienes Gastón pero eres un veneno muy interesante que no puedo dejar de disfrutar.

Gastón al escuchar aquella voz elevo su mirada de los papeles y ahí se la encontró a Lola totalmente renovada, su cabello era de un rubio platinado largo hasta las caderas (producto de las extensiones que se coloco), con aquellos zapatos de tacón que les hacia unas piernas muy sexys y una gabardina colorada que contrastaba a la perfección con su color moreno de piel: toda una tentación.

-¿Qué haces aquí?-le pregunto recostándose sobre su silla.

-Hace tiempo que no me llamas…-le respondió ella jugando con el cinturón de su saco…-Y como dice el dicho si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma va hacia la montaña…

Gastón enarco sus cejas interesado al entender que estaba entregada en bandeja de oro, con un pequeño gesto le indico que se quitara la gabardina y como era de esperar Lola no puso ninguna objeción, dejo sobre una silla su bolso y con un baile sensual se la fue quitando.

-¡Vaya, vaya!-exclamo el rubio con una sonrisa perversa al verla desnuda…-Es una muy bonita imagen…

-Gracias…Yo decía que capaz quisieras distenderte un poco ¿Qué dices?

Gastón rodeo su escritorio hasta quedar frente a ella, sus ojos claros recorrieron lentamente aquel cuerpo que conocía a la perfección pero que ahora le daba verdaderamente asco.

-Sabes hace dos meses atrás si te hubieras presentado así te habría echo mía desenfrenadamente…-Lola sonrío seductoramente-Pero ahora no…Me das asco…

-¡¿Perdón?!-exclamo la muchacha al recibir el rechazo de uno de los mejores amantes que había tenido, se atrevía a pensar que era el mejor amante de todos.

-Lo que oyes, me das asco…Luego de haberte cogido a Fernando me das completamente asco…-Gastón lanzo un juramento cuando la mano de Lola estrello contra la mejilla del rubio…

-Eres un bastardo, un veneno de los peores…

Gastón luego de recomponerse de la cachetada, se paro derecho, saco pecho inflado de orgullo camino hasta la puerta de su oficina.

-Agradezco que este veneno no te va a intoxicar nunca más en la vida…-y dejando totalmente humillada a la mujer se fue de su oficina.

Desde que Gastón tubo éxito en los negocios también lo tubo con las mujeres, tal vez durante dos o mas meses se acostaba con la misma sin tener una relación seria, o solía cambiar de mujer cada semana como de calzoncillo pero siempre con algo fijo: ellas no podían acostarse con ningún hombre de su ambiente.

Lola le había dicho que era un veneno adictivo, no era la primera que se lo decía muchas que pasaron por su cama se lo habían dicho pero para lastima de ella este veneno se le acabo, lo traiciono, rompió la única regla que él imponía, lo peor de todo no fue que hubiera sido un hombre de su ambiente, lo peor fue que se acostó con su enemigo numero uno de los negocios y eso no se lo iba a permitir a nadie, por eso cuando Gastón volteo a ver como todas las personas de la empresa miraban curiosos hacia su despacho donde Lola todavía se encontraba completamente desnuda dando insultos al aire, no le dio pena usar su veneno para la humillación: el que se las hacia se las paga.

Me envenena

Lali.


-¿Nunca vas a contratar una chica para limpiar no?-le pregunto Lali cuando ingresaban al departamento de Leandro.

El muchacho tiro sus llaves sobre la mesa y su campera a algún rincón del desordenador departamento.

-¿Para que? Si solamente lo utilizo para venir a dormir…

Mariana no contesto, simplemente dejó su bolso sobre la silla más cercana a la puerta de salida, esa noche el trabajo iba a ser rápido y fugaz.

-Como vos digas pero no vine a criticar la mugre de este lugar…

Leandro rodeo la cintura de ella posesivamente-¿Y a que viniste?

Y en ese momento todo quedo en manos de ella, la petiza infartarte, Lali sonrío con su típica picardía que justamente a Leandro le encantaba, rápidamente ella quito las manos de él e indicándole con su mano se dirigieron a la habitación mas cercana.

Leandro largo una forma de aullido que desagrado por completo a Mariana, cuando ella lo tiro sobre la cama y reboto barias veces, él quiso acercarse para acariciar alguna parte de ese pequeño pero terrible cuerpo.

-No, no…-Lali se acerco a su oído-Esta noche mando yo…

Como si fuera un acto de magia, saco de un lado que Leandro no pudo descubrir, un pañuelo que fue directo a cubrir los ojos de él.

-¡¿Qué haces?!-grito al sentir que ella le ataba las manos a los bordes de la cama-¡Mariana estos jueguitos no me gustan!

Lali solamente se reía aumentando mas la molestia de Leandro pero cuando sintió el aliento de ella rozarle su miembro se callo de repente y cayo en su jueguito. Durante una hora, Mariana se dedico a torturarlo lo mas que pudo hasta dejarlo lo mas caliente que en su vida estuvo.

-¡Mariana necesito ya co…

-La boquita che…-le interrumpió ella antes de que diga alguna guarangada-¿Sabes que? La estaba pasando tan bien, te aseguro que íbamos a tener una noche única pero me tengo que ir…

-¡¿Qué?! ¡¿Me estas tomando el pelo no?! ¡Mariana maldita sea quítame estas cosas! ¡Mariana!


La música sonaba sin cesar, aunque ella gritaba que la apagaran o se acercara al equipo para hacerlo la música nunca terminaba y eso la molestaba por completo, le molestaba sentir cada segundo más fuerte y más potente.

-¡Mierda!-grito sentándose de golpe en su cama-¡Dios, reloj de porquería!-se quejo al descubrir que era su alarma la que sonaba insistentemente.

Los ojos marrones de ella se abrieron de golpe al ver que el reloj marcaban las once del mediodía y se había quedado dormida, se levanto de un salto y se coloco lo primero que vio, tomo su bolso, llaves, una fruta para el camino y bajo corriendo las escaleras, hacia dos horas que el ensayo había empezado y estaba segura que se lo había perdido.

-¡¿Mariana a donde vas?!-le grito su madre al verla saltar los dos últimos escalones de la escalera aceleradamente.

-¡Al estudio de danza! ¡No me esperes para el almuerzo!

Su madre que sostenía las bolsas de la compra negaba rápidamente con su cabeza, su hija era un total desastre con los horarios y lamentablemente eso no cambiaria nunca.

Como había predicho mientras se cepillaba velozmente el cabello, el ensayo había terminado y el estudio se encontraba en completo silencio, orden y por supuesto vacío. Suspiro con bronca pero decidió aprovechar que el estudio estaba disponible para practicar la coreografía.

Prendió las luces, como cada vez que lo hacía Lali miraba maravillada aquel estudio que era su vida, tiro su bolso a un lado junto a su short y camisa, quedando en calzas, top y zapatillas de ballet, mientras estiraba sus brazos y hacia entrar en calor sus piernas se acerco al equipo de música para colocar una de sus melodías favoritas: Beethoven.

Mientras comenzaban a sonar las primeras notas lentas de la melodía, se posiciono en el centro de la sala mirándose através del espejo…

-Bien, vos podes hacerlo perfecto…-se alentó a si misma…

Y cuando escucho la nota indicada, se colocó en quinta posición y así poco a poco comenzó a dejarse llevar por la música, sus brazos subían y bajaban al igual que sus piernas que daban cortos o largos saltos cuando eran el momento, se enredaban cuando tenían que hacerlo.

Estaba tan metida en la música y no errarle a los pasos que no noto la presencia de Leandro en el estudio hasta que Lali volvió a detenerse en la misma posición con la que había comenzado y elevo su mirada hacia el espejo.
-¿Que haces aquí?-le pregunto tajante mientras él aplaudía.

-Verte bailar…-Leandro ingreso a la sala y se coloco detrás de Mariana-La verdad quería hablar con vos, hace semanas que me esquivas y nunca me explicaste ese jueguito que hiciste conmigo y mucho menos me vengue de él.

Mariana se separo de él para poder mirarlo de frente, nunca nada ni nadie le dio miedo y Leandro no sería el primero.

-Y no te voy a explicar porque lo hice y no te vas a vengar tampoco.

-¿Segura?-Leandro tenía una mirada de miedo y se encargo de transmitírselo cuando la tomo fuertemente de la cintura-¿Estas segura de que no me quieres dar una explicación? ¿Estas segura que quieres bancarte la consecuencia ahora que te encontré?

Lali inspiro aire fuertemente, tenía que reunir las fuerzas justas para enfrentarlo y echarle todo el veneno que tenía guardado, él la había traicionado, había roto todas las reglas que Mariana había puesto en un principio, la humillo frente a todo el barrio y eso no se lo iba a permitir a nadie…

-¿Quieres una explicación vale?-se separo bruscamente de él.

-¡Eres un maldito bastardo por eso lo hice! ¡Porque te encargaste de romper todas las malditas reglas que teníamos al acostarte con mi hermanastra, y encima tuvieron el descaro de hacerlo en mi cama y grabarse para que la otra bastarda valla a difundirlo por todo el barrio!-Lali gritaba quitándose todo el odio de encima-¡Por eso te ate en tu cama y te calenté a esta que no pudieras mas, te grabe y se lo mostré a todo el mundo! ¡Para que sientas la humillación que sentí yo cuando en el barrio ya no se me respetaba!

-¡¿Pero quien te crees que sos?!-grito Leandro elevando su mano.

Mariana lo miraba desorbitada, luego de sentir la mano dura de él estrellarse contra su mejilla.

-¡Eres un hijo de puta! ¡Te di todo lo que pude basándose en mis reglas! ¡Nos acostábamos en el sitio que querías en el momento que querías, te permití tener el tipo de sexo que querías solamente para darte placer a vos, te permití que no importara que vos llegaras al orgasmo primero y me dejaras sin complacerme a mi! ¡Y lo único que te pedí fue que mantuvieras mi imagen ante todo el mundo al no meterme los cuernos! ¡Y no te importo un carajo el acostarte con mi hermanastra!

“Ella es mejor amante que vos” esas palabras terminaron por quitar todo el veneno que llevaba guardado Mariana por dentro, su mano se cerro en forma de puño y fue directo a parar al rostro de Leandro dejándolo verdaderamente marcado, no le importo que su mano a los instante le doliera como no le importo durante dos meses escuchar las cargadas de la gente sobre el video que ella misma se había encargado de difundir.

Mariana es una mujer fuerte, con sus propias reglas: le gusta el sexo, le gusta la diversión, le gusta el alcohol, detesta las drogas y en su barrio todos la respetan, y el que se las hace se las paga de una forma de otra, muchos dicen que va tirando veneno por la calle y eso hace que los hombres la deseen pero que a su vez le teman y acepten sus reglas, pero la vida es así, si ella no se hace respetar, el que le va a tirar veneno hasta matarla va a ser el hombre. Y mientras Mariana viva la que va a tirar veneno y matar al hombre va a ser ella.

Me envenena

Peter.


Pedro no sabe cuando fue el momento en que la cosa se salio de control, cuando de un simple beso aparecieron las caricias llenas de pasión y desenfreno, y lo peor de todo ¡¿desde cuando llega a un límite tan extremo en un boliche?!

-Es…Es…Espera…-decía entrecortadamente cuando la chica abandonaba su boca.

-No hables cariño…-la morocha estaba entretenida en dejar marcas por todo el cuerpo….-Yo me encargo de todo.

Peter quiso hablar, decirle que vallan a un lugar mas cómodos que una esquina oscura pero sentir la lengua de esa mujer hacer maravillas con su cuello eliminaba cualquier indicio de cordura.

-Relaje…

Fue la palabra clave para dejarse caer en la precariedad de la pasión y olvidarse por completo que era un caballero con las mujeres, así que la próxima vez que abrió sus ojos y se cruzo con la mirada fogosa de esa mujer, actúo como le salía de adentro.

Y ese contacto de miradas no tardo nada en aparecer, Pedro inmediatamente coloco sus manos sobre el trasero de ella aprisionándolo y abrigándola a que enrede sus piernas alrededor de su cintura.

Un gemido profundo escapo de la boca de la chica al sentir la fría pared contra su espalda y la boca experta de Peter recorrerle el cuello hasta que perdía en su escote, que era excesivo.

-Me vuelves loco…-pronuncio él cuando dirigía su mano hacia el sexo de la chica, necesitaba poseerla o se volvería loco.

Pero nunca se espero que le hiciera lo que le hizo, los ojos verdes de Peter se abrieron de golpe y vieron aquellos ojos celestes apagados de pasión, la mano de la chica retiro delicadamente la de él de su entrepierna y de un ágil movimiento sus tacos volvieron a pisar el llano piso.

-¿Qué…Que haces?-le pregunto lo mas sereno que pudo.

La chica frunció sus labios de una manera muy graciosa-Nada…Solo que me aburrí, nos vemos lindos.


La bolsa de boxeo recibía cada vez golpes más fuertes, Peter descargaba su bronca, su impotencia en ella, llevaba más de dos meses completamente loco por Ivete, la morocha infartarte, que conocí en aquel maldito boliche.

-¡Ey…Ey…Ey para!-exclamo Tincho con su voz grabe…-¡Vas a destrozar la bolsa!

Peter se detuvo solo un momento para dirigirle una mirada asesina y volvió a concentrarse en que sus puños fueran directos a la bolsa llena de arena, Martín con un movimiento de cabeza comprendió la situación y solo se limito a tener dura la bolsa hasta que se arto de ver la cara de furia de su mejor amigo.

-¡Bueno ya Pedro! ¡Me hartaste!

-Puedes irte por donde viniste…-le respondió severamente él

Martín lanzo un juramente al aire y con un rápido movimiento retiro la bolsa haciendo que el puño lanzado por Peter quedara en el aire, el morocho de ojos verdes no dijo nada solo se quito los guantes de box y se fue directo hacia unas bancas donde reposaban sus cosas, obviamente seguido por su amigo.

-¿Qué paso ahora?-le pregunto Martín colocando una pierna sobre el banco y apoyando uno de sus brazos sobre ella.

Peter estaba sentado en el banco con la cabeza apoyada en la pared e intentaba recuperar el ritmo de la respiración a la vez que tomaba sorbos y sorbos de agua.

-Nada fuera de lo común… Me vuelve loco como cada noche desde ya dos meses.

-Hermano no entiendo porque todavía sigues con ella…-Tincho se rasco la frente…-Esa mina lo único que quiere es volverte loco y adictivo para cuando se canse definitivamente mandarte a la goma.

Pedro abrió sus ojos y miro directamente a su amigo-En algo tienes razón…Ivete es algo adictivo, como un veneno…

-Pero un veneno muy malo…

Sábado por la noche, una vez más Peter se encontraba en su auto Audi A7, a la espera de ver aquella morocha en la fila del boliche.

-Dale carajo, aparece de una vez…-murmuro entre sus dientes…-¡Por fin!

La puerta del auto no tardo en abrirse y cerrarse, y no tardo nada en cruzar la avenida y plantarse frente a ella.

-¿Qué haces aquí?-le cuestiono ella seriamente, las chicas con las que estaba desaparecieron como un relámpago.

-Tenemos que hablar…-la voz de Peter salía dura sin ningún indicio de picardía, de alegría ni pasión, como solía ser cada vez que estaba con ella.

Ivete jugaba con una punta de su cabello, siempre apostaba a la imagen de “no me importa nada” que casualmente lo atraía mas a Peter y hacia que su libido elevara demasiado, pero en esos instantes le daban ganas abofetearla para que dejara de ser así.

-Podemos hablar dentro del boliche…-le respondió ella dejando ver su sonrisa traviesa.

Pedro al darse cuenta que no se la iba a poner fácil, la tomo de la muñeca y entre quejas y chillidos de ella, se dirigieron hacia un bar, se sentaron en una mesa y Peter pidió un whisky bien cargado para él y un tequila para ella.

-¿De que quieres hablar?-le pregunto ella de mala gana saboreando el acido del limón.

-Nunca entendí como te puede gustar absorber el limón-Peter tenía cara de asco e Ivete le guiño el ojo-En fin, quiero que hablemos de nosotros…

-¿Nosotros?

-Si, nosotros… ¿Quiero saber cuanto va a durar este jueguito? Ya pasaron dos meses en los cuales haces lo que quieras conmigo, me dejas al punto límite en que cualquier hombre te mataría por hacerlo.

Ivete no respondió a nada de lo que él hablo, solamente se limito a quitar su pie de su zapato y estirarlo hasta que rozara la entrepierna de Peter, quien al sentir el contacto dio un pequeño brinco pero no iba a caer en su juego, no otra vez.

-Basta…-le dijo entre dientes a la vez que detenía la pierna de ella-Quiero que hablemos seriamente por primera vez Ivete…

-¡Bien!...-ella de mala gala gana retiro su pie y se reincorporo en la silla-No se que quieres de mi Peter… Creí que disfrutábamos cada fin de semana intercambiando besos, bailes y caricias…

Peter dejo su vaso sobre el porta vasos de nuevo…-Claro que lo disfrutábamos, pero yo llegue a un limite…No puedo mas aceptar que te detengas a punto de ebullición y lo peor es que no puedo soportar esperar un fin de semana para verte.

-¿Qué quieres decir?

-Quiero que nos conozcamos, que salgamos…Que comencemos una relación seria como adultos que somos.

El rostro de Ivete se convirtió en una dura piedra, de un tragó se acabo el tequila y pensó con exactitud las palabras que iba a utilizar para que no comenzaran una discusión y armaran un escándalo.

-Perdón Peter pero yo no puedo darte lo que quieres, mis condiciones eran esas…Si no las puedes aceptar hasta acá llego todo.

Peter no podía creer lo fría que podía llegar a ser esa mujer, cuando cada jueves, viernes y sábado la tenía entre sus brazos llena de pasión, de lujuria.

-Tienes razón no puedo aceptar tus condiciones porque me estoy volviendo loco, eres un veneno adictivo para mi pero hasta aquí llegaste…-se tomo el ultimo sorbo de su bebida y dejo un billete sobre la mesa…-Ese veneno que eres tu hasta aquí llego para mi.

Y sin esperar respuesta alguna ni nada, Pedro se limito a volver a estar dentro de su auto y salir a una velocidad no permitida, necesitaba estar solo, necesitaba descargar los distintos sentimientos que tenía dentro suyo.

Durante dos meses, Ivete lo enveneno cada fin de semana con sus besos, con sus caricias, con sus palabras y sus juegos, él los permitió gustoso pensando que las cosas cambiarían, que con ella podría llevar otro estilo de vida al que estaba acostumbrado pero nunca fue así, ese veneno era malo, peor que una droga se atrevía a decir, pero le había dado un corto definitivo, por el bien de su salud y el de su entrepierna sobre todo.

Me envenena

Dulce su boca cuando me toca
Con su beso sensual
Pero me atrapa y luego se escapa
Y ese beso pasa a ser mortal


-Ey Peter mira a esa morocha infernal como mueve las caderas…

Peter desvía su mirada del suelo, donde la tenía fija desde hacia un buen rato, para mirar hacia donde Tincho, su mejor amigo, le indicaba que se encontraba ola morocha.

-¡Como se parte la yegua!...

Peter miro a su amigo ante lo desagradable que se escucho al hablar pero no pudo evitar reírse, cada vez que tenía unas cuantas copas encima se ponía mas zarpado de lo mas normal.

-¡Dale nena menea hasta abajo!

-Tincho para un poquito-le advirtió ya que se estaba cansando de escucharlo.
Martín, el nombre verdadero de su amigo, volteo a verlo para hacer un gesto con su mano que según él quería decir “eres un aguafiestas…”, Peter apoyado en la barra no paraba de reírse pero al escuchar a su amigo gritarle de nuevo a la chica no pudo mas que detenerse a ver bien lo que era que hacia esa chica para que ese chico se pusiera mas loco de lo que estaba.

Y en ese mismo instante todo a su alrededor se detuvo, aquella morocha movía sus caderas de una manera única e hipnotizante, sus piernas se movían de adelante hacia atrás sin cansarse, sus brazos eran sacudidos de una manera graciosa al ritmo de la música y el rostro de ella dejaba a la vista que disfrutaba de lo que bailaba.

Como si ella hubiera sentido que la estaban observando fijamente volteo y Peter de inmediato se reincorporo al ver esos ojos celestes como el cielo, que destellaban pasión e inmediatamente al cruzar contacto, Peter se encargo de sonreírle seductoramente a lo que recibió una misma respuesta.

Poco a poco los ojos de él se abrieron de golpe al verla acercarse, estando a menos de medio metro de distancia, las manos de ella se estiraron y alcanzaron las de Peter, quien ni perezoso ni tonto las acepto gustoso.

Medio minuto después, los brazos de aquella mujer se encargaban de enredarse alrededor de su cuello, a veces acariciaban sus brazos u otras simplemente se unían con las manos de Peter, él se encargaba de acariciarle la cintura, la espalda y si podía sus manos descansaban sobre la cola de la chica.

La música había acabado y lentamente, con roces muy sensuales se separaron. Peter estaba a punto de preguntarle como se llamaba cuando, la morocha, lo tomo del rostro y lo callo de un beso.
Sabe que la quiero
Y si la pierdo, yo me muero
Le divierte mi ansiedad


Como cada sábado Mariana iba junto a su grupo de amigas y amigos al mismo boliche, todo el mundo la conocía como “la petiza infartarte” y había muchos motivos para los cuales ella reciba ese apodo, del cual estaba orgullosa.

Ella disfrutaba con pararse sobre una tarima, una barra o una mesa y bailar sensualmente junto a sus amigas, sabía a la perfección que menear el trasero frente a cientos de ojos masculinos provocaba, que zarandear las lolas sin importarle el tremendo escote que llevaba generaba muchos pensamientos obscenos y ni hablar que al bailar junto a su mejor amiga alguna que otra mano toque lugares indebidos.

Llevaba un buen rato moviendo su cuerpo al ritmo de un buen reguetón cuando sus ojos oscuros se cruzaron con los de su macho, como ella llamaba a todos los hombres con los que estaba.

Él se hizo paso entre la gente hasta llegar a ella, Lali (como era conocida entre sus amigos) sonrío con placer ya que tenía muchas ganas de una buena dosis sexual.

-¡Deja de mover ese culo así!-le grito Leandro, su macho, al oído cuando llego junto a ella.

Lali rodeo su cuello con sus cortos brazos y haciendo puntitas de pie logro llegar al oído de él…-Sabes que mi culo lo muevo solo para vos…-y se dedico a morderle seductoramente el lóbulo de la oreja…-Vamos a un lugar mas privado.

Leandro no dijo nada mas, solo la separo de él y tomo fuertemente la mano de Mariana, quien cruzo mirada con Yanet, su mejor amiga, “déjalo echo polvo amiga”, Lali al entender los labios de ella le dijo “no lo dudes, que me vengo de la cuerniada que me hizo, lo hago” y con un guiño de ojo se perdió entre la gente.
Baila con el viento
Y yo me quedo sin aliento
Esa niña me va a matar


-Ey Gas… ¿Hoy no vas por ninguna nueva caza?-la voz de Facundo, amigo de toda la vida, distrajo a Gastón de sus pensamientos.

-Es temprano todavía Facu…Tranca que el VIP tarda en llenarse…

Hacia años que Gastón su grupo de amigos salían al mismo boliche y habían ganados privilegios de estar en el VIP, con una mesa reservada y una buena cantidad de bebidas alcohólicas. Aunque Gastón de un vaso de champagne no pasaba, sus amigos eran todos unos alcohólicos anónimos, como él solía llamarlos.

-Ay claro, el galán tiene que seducir a su chica…-esa era Lucía, novia de Facundo.

Gastón le guiño el ojo con complicidad y sus amigos largaron una carcajada, ya que Gastón tenia esa fama, era un galán nato, se dedicaba a observar a todas las chicas que ingresaban al VIP y disfrutaba con eso: verlas, ver como mueven sus cuerpos al ritmo de la música lenta, pop, salsa, cumbia, rock o del estilo que sea, él sabía que las mujeres (mayoritariamente solteras) se desvivían por mostrar sus lados sexys (todo el mundo sabe que en el VIP se encuentras los hombres mas poderosos y sexys del país).

Cuando por fin Gastón fichaba a alguna no le quitaba la mirada de encima, esperando el momento adecuado para acercarse con una copa de Martini (una de las bebidas mas deseadas por las mujeres) e invitarla a sentarse en su mesa, (que estaba en un punto estratégico del lugar sin mucha luz ni mucha música) y con unas cuantas palabras empalagosas todas caían a sus pies y le daban lo que querían.

-Pero mira quien esta aquí…

Los ojos verdes del rubio miraron hacia la voz que distrajo su atención de una rubia pelilarga que movía sus pechos como ninguna otra, pero la vista que tuvo fue mucho mejor.

-¡OH lalá!...-Gastón se levanto para acercarse a la muchacha que sonreía…-Lola, Lolita mía…-canturreo luego de darle dos besos.

-¿Cómo estas Gas? ¡Hace mucho que no te veo!

-Trabajo y mas trabajo…-pero en ningún momento Gastón borraba su sonrisa de galante-¿Un Martini?

Lola formo un puchero-No se si debería aceptártelo…-las manos, suaves por la crema de coco que utilizaba, acariciaban la camisa de seda del rubio-Prometiste llamarme y nunca lo hiciste…

Gastón chasqueo la lengua y la abrazo por la cintura-Perdón pequeña pero ya te dije mucho trabajo…-el rubio le sonrío seductoramente de lado-Nunca podría no querer repetir aquella noche.

Lola termino cayendo a sus pies como él esperaba, Gastón prefería a ese estilo de mujeres, con pechos grandes, colas perfectas, bonitas de caras pero huecas por dentro, eran las mejores para noches de pasión.
Y me dice que no
Que se va
Pero al fin volverá
A jugar el juego que más le gusta
Y me va a matar


Rocío no hacia mas que estar sentada en la barra del ultimo boliche al que esperaba caer aquella noche de sábado.

-¡Dale Ro no podes quedarte acá toda la noche!-Patricia, una de sus mejores amigas, le suplicaba con la mirada.

-Pato enserio ve a bailar con el resto, yo me quedo acá…-y con su mejor sonrisa segura le transmitió a su amiga que fuera a disfrutar de la noche.

Aquel sábado no estaba transcurriendo como la rubia esperaba, ella había planeado una cena demasiado romántica con su novio, pero el muy idiota había decidido cortar la relación esa misma tarde y toda la cena se había ido a la bosta pero sus amigas, grosas como son, no permitieron que se quedara en casa llorando como deseaba hacerlo.

Y ahí se encontraba, en el taburete de una barra observando a sus amigas bailar y a las distintas personas que concurrían aquel lugar.

-¿Te dejaron sola rubia?

Rocío volteo al escuchar la voz de alguien detrás suyos, y agradeció que sus manos se agarraron de la barra sino hubiera pasado la vergüenza mas grande de su vida al caerse, es que no nada bueno voltearse y encontrarse con un rubio de ojos verdes y una sonrisa arrebatadora.

-Eh…No…No…-respondió alborotadamente-Yo no tengo ganas de bailar nada más…

-Bueno, ¿Qué vas a tomar?...-Rocío entrecerró sus ojos y miro a todas las bebidas sin decidirse-Mejor déjame que te invite…

Ella solamente sonrío y acepto gustosa el Cosmopolitan que el rubio le había preparado y de golpe la noche comenzó a cambiar el rumbo que Rocío pensaba que iba a tener.

El barman resulto ser muy agradable e interesante, se la pasaron hablar de todo y de nada hasta que llego una pregunto que puso de nervios a la rubia “¿vamos a un lugar mas comodo?”

Y Rocío se sorprendió al verse en el callejón que había detrás del boliche, con sus piernas abrazadas a la cintura de aquél rubio, sus manos despeinándolo desesperadamente y lanzando gemidos al sentir los labios de él sobre su cuello haciendo placeres inigualables.
OH, OH, OH
Me envenena
OH, OH, OH
Me desarma
OH, OH, OH
Me condena
Porque esta niña me roba el alma


La noche estaba en su mejor punto, Nicolás disfrutaba con sus amigos como cada noche de joda, habían decidido ir a un boliche nuevo y nunca pensaron pasarla tan bien.

Nicolás se encontraba haciendo pasos incoherentes con sus amigos pero que para ellos era lo mas divertido del mundo, cuando él sintió unas manos acariciarle el abdomen y obtuvo su completa atención.

-¿Qué paso?-le pregunto Nicolás al voltearse-¿Te aburriste de bailar con tus amigas?

Evelyn, la pareja ocasional que tenía él, lo miro con un puchero pero la cara sería de Nicolás no se borraba.

Con Evelyn llevaban más de cinco meses de pura histeria, él solamente la usaba para saciar su necesidad humana y ella se dejaba pero a veces, Evelyn saltaba con temas como que ya quería tener una relación seria o le interesaba algún otro chico y ahí se formaban las peleas.

Nico era un casanova de nacimiento, todavía no se encontraba preparado para ponerse en una relación seria por eso cada vez que la flaca, como todos la llamaban, tocaba ese tema decidía cortar historia e iba en busca de otra pero si él la veía con otro, los celos cavernícolas le nacían desde lo mas profundo de su alma y le dejaba en claro que era de él.

-No seas así Nico…Estuvimos todo el tiempo juntos, por un ratito que quiera bailar con mis amigas me rechazas.

Nicolás bufo porque sabía que iba a ser tema de pelea aquella escenita que se había formado a un principio de la noche y todavía tenía cosas para gritarle como “¡¿Por qué carajo llevaba una pollera tan corta si no se iba a pasar la noche pegada a él?!” pero prefirió callarse.

-Mira Eve, no tengo ganas de estar con vos…-le dijo pasándose una mano por
el rostro cansado.

-Bien, entonces me voy con otro que seguro me va a tratar mejor…

Y sin esperar respuesta se fue dejando a un Nicolás con los ojos abiertos, esa mujer al fin de cuentas lo manejaba como quería, largo un insulto por los aires y corrió hacia donde se había ido Evelyn.

-¡Evelyn detenté!-le grito con toda determinación…-¡¿Cuándo vas a dejar de comportarte como una chiquilina?!

Evelyn volteo y lo miro furiosa-¡¿Y vos cuando vas a dejar de comportarte como un cavernícola?!

Y ella sabía que esa palabra al rubio no le gustaba nada pero también sabía lo que venía después, Nicolás no tardo nada de agarrarla de la nuca y besarla desaforadamente, él no le pegaba a las mujeres cuando hacían o decían cosas que a él no le gustaban sino que las callaba con un beso marcando quien mandaba.
Sabe que la quiero
Y si la pierdo, yo me muero
Le divierte mi ansiedad


Las mujeres son de un arma de tomar para los hombres en todos los sentidos, con un simple baile y una mirada te hipnotizan, con una caricia te descontrolan, con la inocencia te seducen y con la histeria te vuelven loco.

Pero al fin y al cabo, el hombre siempre termina rendido a sus pies, no importa que sea por un baile casual, que a ella le encante seducir y provocar, que sea la típica dama de compañía, una chica despechada del amor o la que se deja pisotear, ellas siempre logran lo que quieren: enloquecer al hombre.
Me envenena…Me desarme…Me condena

La fuerza del destino


 9

Dos días después todo se volvió amargura en tu vida, no tenías ganas de nada, ibas al hospital porque te obligaban sino te quedarías echada en tu cama, aquella que fue testigo de la entrega por completo de su amor.

-Hija… ¿Me vas a contar lo que te pasa?-escuchaste que tu madre formulaba con suma paciencia a la pregunta, vos simplemente te hiciste un ovillo (tenía ventaja ser pequeña de cuerpo) y cerraste los ojos-¿Fue Lean? ¿Qué te hizo?-al escuchar su nombre no pudiste evitar que las lagrimas salieran de tus ojos.

Tu madre al ver como tu cuerpo se convulsionaba por el llanto se preocupo (mas de lo que estaba) y con torpeza se acostó a tu lado abrazándote, vos escondiste mas tu rostro y ella solo se dedico a decirte palabras de cariño.

Vos simplemente llorabas, llorabas al recordar todo lo vivido junto a él, llorabas al recordar el primer beso, aquel que te robo una tarde en la sala de esperas de ese mismo hospital, llorabas al recordar las noches de películas donde siempre con un puchero lograbas que él aceptara ver alguna comedia romántica que tanto te gustaba, lloraste al recordar las tardes en el hospital cuando con miedo a encontrarte con algo inesperado ingresabas a su habitación y él te recibía con algo que lograba que rieras a mares (todavía lloras de la risa al recordar aquella tarde en que te lo encontraste disfrazado de payaso en medio del hospital y lo besaste hasta la saciedad al saber que una vez por mes iba a visitar a los nenes mas chiquitos y le daba una pequeña alegría), llorabas al recordar el baile y como se habían entregado sus corazones, tus manos apretaron aquel corazón que descansaba alrededor de tu cuello, llorabas al recordar que esa misma noche te entregaste por completo a él convirtiéndote completamente en su mujer, lloraste al recordar “mañana te llamo” y esa llamada nunca llego.

-Ya mi niña…Ya todo pasó…

Pero para vos nada había pasado,  todavía podías sentir sus caricias por tu cuerpo, todavía podías recordar aquella ducha tan divertida que habían compartido, todavía podías recordar el ataque de celos que le había agarrado al verte con un micro-short en medio de tu balcón, todavía podías sentir sus labios besándote. No, todavía nada era pasado.

Sentiste unos pasos pero no abriste tus ojos, por dentro rogaste que quien fuera se creyera que estabas dormida y se iría, tu mamá había respetado tu decisión de llorar en silencio y se había retirado de tu habitación. Te diste cuenta que aquella persona no se lo creyó porque el rechineo de la silla contra el cerámico del suelo la delato.

-Morci se que estás despierta-la voz dulce de Candela hizo que absorbieras tus lagrimas mientras abrías lentamente tus ojos-¡Ey Coure tenes que ser fuerte!
Por primera vez en dos días te acomodaste en la cama quedando sentada, tomaste el pañuelo que descansaba sobre la mesita de luz y comenzaste a jugar con el.

-No puedo Can, no puedo ser fuerte-y otra vez un llanto desgarrador te hacía flaquear.

En un abrir y cerrar de ojos, tu amiga estaba a tu lado abrazándote, dándote el apoyo que necesitabas (aunque sabía que no era mucho) y entre susurros te pedía que no pensaras en nada cuando de tus labios salían cosas como “no le guste para nada” “me entregue y me descubrió que no me amaba”

Estaban ambas metidas en tu dolor cuando un carraspeo llamo la atención, los dos pares de ojos marrones se posaron en el rubio que se encontraba en la puerta, era Agustín el mejor amigo de Lean.

-Hola-tu voz fue un fino susurro, el saludo del rubio fue de la misma forma.

-¿Necesitas algo?-pregunto Candela al ver que el rubio no decía ni hacia nada.

Agustín solamente asintió y con sus manos en los bolsillos se acerco a tu cama, tenía su mirada apagada y sus ojos hinchados, de golpe una opresión en el pecho se hizo patento asustándote por completo y como si fuera un instinto te llevaste una mano a ese lugar, con tu voz afligida le exigiste al rubio de cachetes grandes que te diera el motivo de su visita.

-Lean…

Lo que siguió después fue una pesadilla, “Lean falleció el sábado a la madrugada, no saben como tuvo un pico de presión y su cuerpo no lo resistió” fueron las palabras exactas del chico.

Con tu mano aferrada al corazón rompiste en llanto, querías levantarte de aquella cama y salir corriendo de aquel lugar pero tus piernas se encontraban atrapadas entre las sábanas poniéndote más histérica, no podías mantener tus ojos abiertos porque las lágrimas eran muchas y no la soportabas, de tu boca solo salía el nombre de Lean…

-¡Es mentira! ¡Es mentira! ¡Es una de esas bromas malditas que se le ocurren a él! ¡Es mentira!

Gritabas entre los gemidos, no podía ser verdad, te negabas a que fuera verdad, Hacia solamente dos días que él había estado junto a vos compartiendo la misma cama, el mismo sueño.

Agustín se mordió los labios para no dejar escapar su llanto, hacia dos días que lloraba a su mejor amigo, a su hermano de la vida pero era suficiente con ver sufrir a la mujer que mas amo Lean en su vida.

Candela tampoco lo soporto y lloro en silencio, lloro sintiendo el dolor de su hermana, intentaba abrazarte para contenerte pero vos no te dejabas, solamente querías que Pedro te abrazara y el escuchar a tu amiga decirte “Lean ya no esta...Lean ya no te puede abrazar” no te ayudaba en nada, hasta que finalmente dejaste que te rodeara con sus brazos flacos y así poder llorar en su pecho.

-No pue…No pued…No puede ser Cande…-repetías entre hipos que te agarraban…

Durante dos días habías odiado a Lean, habías maldecido a Pedro, habías despreciado a tu shanshito, habías jurado no perdonar a tu pelado, pero hacia dos días que tu amor no estaba entre ustedes y te sentiste fatal.

-Perdón…Perdón…-repetías mientras apretabas con todas tus fuerzas la medalla-Perdón…

En el transcurso de los días, vos solamente te dedicabas a llorar, dormías abrazada a una foto de él y te despertabas abrazada a ella.

Había días en los cuales despertabas y pensabas que era una broma y sabías que Lean iba a aparecer por la puerta con su típica sonrisa canchera y te iba a decir “Te crees todo…Sos mas tonta pero te amo mas que cualquiera…”.

A veces te venía a visitar Agustín y hablaban sin descanso durante horas recordando cosas vividas junto a él, cada tanto Candela se sumaba a las charlas, y entre lagrimas y risas te ibas quedando dormida pero nunca te olvidas de decir “Con él era feliz, ahora…Ahora como no esta no lo soy…Y eso…Eso me duele…”

Otras veces simplemente te quedabas sola en la habitación, pedías que nadie te molestara y te dedicabas a leer aquellas pequeñas cartas que te escribió.

“¡Te amoooo! ¡Te amoooo! No se que necesidad tenes de que te lo escriba en una carta, pero acá lo tenes, ¡te amo!” decía en una servilleta, te lo había escrito una vez que fueron a comer a McDonals y vos le habías insistido que te haga un cartelito o una cartita.

Una risita se escapo entre tus labios cuando encontraste algunas fotos, en una estabas vos con un lápiz de labio de color rojo y él dormido en su habitación, también se podía ver a su hermanita quien te había ayudado a pintarlo. En otra foto estabas vos con un puchero y con tu rostro completamente cubierto de crema y él a tu lado riéndose.

-Como te extraño…-susurraste cuando tus ojos se encontraron con la ultima foto que se habían tomado, había sido después de que habían hecho el amor, él estaba con su pecho desnudo y vos cubierta con una fina sábana, se podía ver tus piernas rodeando el cuerpo de Lean y sus labios unidos en un beso-Maldita sea, te extraño demasiado y no puedo seguir viviendo sin vos.

Los meses pasaron y te obligaron a continuar con tu vida, aunque te negabas te obligaron a hacerlo, cada mes tenías un tratamiento diferente y cada mes tu cuerpo se iba debilitando, ya no soportaba los tratamientos como antes.

-¡Pon un poco de voluntad por el amor de Dios!-te había gritado tu madre entre lágrimas una tarde donde el médico informo que las defensas no estaban sirviendo.

-Ely se que extrañar a Lean, se que te sentís vacía sin él pero no seas egoísta…Lucha por tu mamá, por tu papá…Por mi amiga…-Candela cada día se sentaba a tu lado y te dedicaba las mismas palabras.

Vos simplemente no respondías, hacia tiempo que ya no hablabas, que no dabas indicio de si algo te dolía o si algo te gustaba u molestara. Estabas muerta pero en vida.

Era un día de invierno, en la calle sabías que estaba lloviendo a torrentes, habías escuchado los comentarios de las enfermeras y vos te encontrabas sola, eran las seis de la mañana y todavía no había venido nadie a hacerte compañía.

Te encontrabas demasiado cansada, más que de costumbre, sentías que ya no tenías fuerza ni para mantener tus ojos abiertos, llevabas rato luchando por abrirlos pero no podías y una señal imposible de detectar te hizo entender que había llegado la hora.

 Cínicamente te pusiste feliz, por fin te había llegado la hora, por fin después de meses te encontrarías con él y serías feliz para siempre.

-Por fin nos vamos a encontrar amor mío…-susurraste cuando dejaste que tus parpados se cerraran llevándote en un sueño eterno.

Aquel día de invierno, a las tantas de la mañana el hospital despertó a tu madre con un llamado comunicándole la mala noticia, tú te habías ido, te habías ido para estar junto a tu amado porque así era la fuerza del destino, aunque uno luchara para cambiar las cosas todo estaba escrito.

Lean desde niño asimilo su enfermedad al igual que Eliana. Ambos llevaban vidas totalmente distintas, Lean se dedicaba a hacer felices quienes compartían lo mismo que él y disfrutaba de la vida como si fuera el ultimo día, Ely solamente se aferraba a las personas que estuvieron desde siempre con ella, no soportaría despedirse de alguien mas y llevaba su vida lo mas normal que podían.

Ambos eran pacientes del mismo hospital pero nunca se cruzaron hasta que un día el destino decidió cruzarlos, se enamoraron desde el primer momento, disfrutaron cada cosa que compartían, se entregaban en cada beso, en cada caricia que se daban pero los dos sabían que había fecha de caducación.

Día a día lucharon, juntos tomados de la mano, contra aquella fecha pero nada le gana al destino, el es mas fuerte que cualquiera pero siempre hay una recompensa. Tarde o temprano iban a volver a estar juntos, un amor verdadero no se separa tan fácilmente.

FIN


La fuerza del destino


8

-Mm…Pitt espera-te dijo entre besos-Es…Es…Espera-luego de insistirte unas cuantas veces, te separaste de ella, hiciste un estilo puchero con tus labios provocando la risa de ella.

Hacía más de una hora que se encontraban en la casa de Ely, habían llegado a los besos y por ellos terminaron recostadas en el sofá, vos encima de ella.

Pasaron un rato largo dándose besos pero en el momento en que comenzaste a darle atención a su cuello y tus manos recorrían su espalada dorsal fue  cuando sentiste como ella se tensionaba.

Te arrodillaste sobre el sillón y esperaste que ella se acomodara para poder hablar.

-Perdóname si te incomode-le dijiste mientras te rascabas la cabeza por el nerviosismo.

Ella tenía la mirada gacha y eso a vos te ponía nervioso porque lo último que querías era arruinar esa hermosa noche, sentiste como suspiro y tus nervios se te incrementaron.

-Perdón-volviste  a decirle, en ese momento viste como la morocha, si a pesar de todo siempre será tu morocha, elevaba su rostro y te regalaba la sonrisa más pura.

-No tenes porque pedirme perdón-la miraste desconcertado-Yo también quiero que pase pero estoy nerviosa.

La miraste y no te aguantaste la ternura que te dio verla tan vergonzosa que no tardaste en tomarla del rostro para besarla hasta la saciedad, Ely se paro y dulcemente te tomo de la mano para guiarte hacia su habitación donde fue ella la que te beso sin ganas de separarse de su boca.

Poco a poco fueron despojándose de la ropa hasta quedar en ropa interior y en instante estaban recostados sobre el reconfortable colchón, tus besos húmedos iban dejando su rastro por todos lados, comenzaste en su rostro y terminaste por sus piernas.

Te dedicaste únicamente a darle placer a ella, sabías que era su primera vez y le ibas a entregar todo, no solamente placer sino tu alma y corazón. Aunque tu corazón ya lo llevaba colgado alrededor de su cuello, aquel que besaste y acariciaste sin cansarte.

La única luz que los alumbraba era la de la Luna que se colaba sin permiso entre las finas cortinas, el único sonido que escuchabas eran los finos gemidos que se le escapaban a Ely, para vos era la mejor música que podía musicalizar aquel momento.

-¿Estás segura?-le preguntaste cuando la situación se encontraba en el punto exacto.

Eliana te sonrió y enrollando sus brazos en tu cuello tironeo de vos para chocar una vez más sus bocas dejándote en claro que terminaras con lo que habías comenzado.

Recorriste una vez mas su cuello con tus labios (siempre le recordabas que la curva de su cuello te volvía loco), sonreíste al sentir que ella te arañaba la espalda porque le alargabas el momento (ella siempre te recordaba que era impaciente y que odiaba que dieras mil vueltas para todo).

-Ey La-ella te miro a los ojos al escuchar como le hablabas en un fino susurro-Mírame a los ojos, quiero ver tu rostro todo el tiempo, quiero ver como tus ojos se oscurecen por la pasión-tus manos acariciaron lentamente aquellos pares de ojos-Quiero ver como tu boca larga gemido tras gemido por el placer-rozaste levemente sus labios con los tuyos-Quiero ver como tu rostro cambia las facciones por los distintos sentimientos que te produzco-le acariciaste las mejillas como si se fueran a romper.

Eliana no te respondía, solamente se dedico a clavar sus ojos en los tuyos y entendiste que no debías alargar más el momento, solo fueron segundos (que para ella fueron minutos eternos) cuando vos ingresaste lentamente en su interior haciéndose uno mismo.

Los movimientos primero eran despacios, con mucha delicadeza por miedo a lastimarla, una vez que una simple caricia en tus hombros y una sonrisa en su rostro te confirmaran que cualquier indicio de dolor desapareció, comenzaste a tomar valor para hacer movimientos mas fuertes dejando que la pasión los embargara.

-Te amo Lean-escuchaste antes de que cerrara sus ojos y se dejara vencer por el cansancio.

-Te amo Elu-le respondiste mientras la abrazabas por la espalda y te unías a ella en ese mismo sueño.

La fuerza del destino


7

El sábado cinco de mayo amaneció esplendido, el sol estaba brillante como nunca, los pajaritos regalaban un poco de su melodía y las hojas marrones de los árboles decoraban las calles, si era un lindo día de otoño.

En un departamento, te encontrabas vos Eliana feliz de la vida, esa noche era el baile y estabas con miles de sensaciones: felicidad, nerviosismo, ansiedad entre otras cosas.

Vos estabas tirada en tu sillón mirando tu serie favorita cuando tu mejor amiga apareció por la puerta principal con tu vestido, zapatos, maquillaje y demás cosas para dejarte hecha una diosa.

-¿Te olvidaste de algo Cande?-le preguntaste divertida

La flaqui miro todo mientras con sus contaba todo lo que había traído y sonrío satisfecha al no olvidarse nada, su mejor amiga era única.

-¡Obvio que no Darling!-exclamo mientras tironeaba de tu mano-¡Go! ¡Go!

De esa manera comenzaba todo el preparativo, primero la depilación (agradecías que solo te tendrías que depilar las cejas, ya que eras bastante lampiña en el resto del cuerpo), a eso lo siguió una ducha mas que relajante luego siguieron las cremas hidratantes y con ellas el maquillaje, y por ultimo la vestimenta: un vestido sobre la rodilla de color rojo, tu favorito, de corte princesa, te habías enamorado de el apenas lo habías visto, un collar negro con unos artes a juego completaban tu vestimenta junto a unos lindos tacos estilo mocasines que pertenecían a la ultima colección de tu diseñador favorito.

-¿Estoy linda?-le preguntaste a tu amiga.

Ella se poso detrás de ti y mirándote con una dulce sonrisa te dijo que estabas más que hermosa, que Lean cuando te viera se le iba a fundir la bujía, comentario que te hizo sonreír, eso es lo que lograba siempre tu mejor amiga, hacerte sonreír, lograba que estés en paz y con toda la confianza del mundo.

-Cerra los ojos-te dijo de golpe-¡Cerralos te digo!-te advirtió al ver que vos no le hacías caso.

-Para estar completamente hermosa te faltaba esto…

Segundos después abriste tus ojos marrones y en instante se te llenaron de lágrimas al ver lo que tu amiga había hecho, tu pelada como vos le llamabas, si era muy frío pero no te importaba, estaba cubrida por una peluca de color negro que te llegaba hasta un poco más debajo de los hombros con un flequillo recto que lograba una mirada misteriosa.

-Gracias flaquita-le dijiste mientras la abrazaba.

-¡No llores Anita! ¡Se te corre el maquillaje y te mato!-ese comentario logro que ambas largaran una carcajada, era sabido que Candela siempre ponía su gotita de humor.

A las nueves y punto de la noche Lean, tu shanshito, tu pela, tus ojos verdes te esperaba en la puerta, sonreíste al verlo apoyado sobre su Leanmóvil, todavía recordas como lloraste de la risa el día que te lo presento, y junto a ese recuerdo se le sumo otra carcajada mas fuerte al verlo con la galera que lo acompañaba siempre que manejaba.

Apenas escucho tu inconfundible risa, elevo sus ojos hacia vos y reíste mas al ver como su boca había quedado abierta al verte, la cuál cerraste con un beso.

-Que hermosa que estas-te dijo mientras te hacia dar una vuelta.

-Gracias-sonreíste a la vez que tus mejillas se ponían coloradas-Vos no te quedas atrás.

Lean estiro las solapas de su saco-Ya se que estoy re partible-y ambos rieron-Ey no tengas envidia, les voy a recordar a todas las chicas que tengo dueña-te dijo cuando vos le diste un pequeño golpe en el brazo al ver como daba una vueltita haciéndose el modelo.

Quince minutos después se encontraban bailando animadamente en la fiesta, la verdad la estaban pasando estupendamente, desde que pusieron ambos pies dentro del salón se habían internado en la pista de baile.

La noche transcurría lentamente aunque para ambos las agujas del reloj se movían muy rápido y todo era porque se estaban divirtiendo, las risas ni temas de conversación faltaban entre ustedes por lo cuál lograban disfrutar al máximo cada momento que se les presentaba.

-Shanshi ven un momento-tiro de vos hasta sacarte del salón, caminaban tomados de la mano por el enorme jardín que había en el hospital hasta sentarse en el borde de una fuente.

Ese momento lo aprovecharon para mimarse un poco, decirse cosas lindas y además disfrutaban del silencia y la compañía de la luna junto a las estrellas.

-Pitt ¿para que querías venir acá?

Lean se separo de vos y te mostro dos cadenas, cada una con un corazón, con delicadeza uno de los corazón descanso sobre tu pecho…

-Te ame desde el primer momento en que te vi. Te amo desde que probé por primera vez tus dulces labios. Y te amare desde este momento para toda la eternidad porque te regalo mi corazón para siempre, de ahora en mas mi corazón siempre va a estar junto a vos en todos los momentos de tu vida.

Con tus ojos repletos de lágrimas, quienes se iban soltando una por una marcando un recorrido el cual no te importaba saber donde terminaba. Tus manos temblorosas tomaron el otro corazón que descansaba en el puño de tu amada y con la misma delicadeza su (tu) corazón descanso sobre su pecho.

-Te ame desde la primera vez que vi aquellos ojos verdes. Te amo desde aquella tarde que me llenaste de osos de peluches mi casa y mi habitación del hospital para que te perdonara tu testarudez. Te amare desde este momento hasta toda la eternidad porque eras, sos y serás el dueño de mi corazón. ¿De mi corazón? ¡Que va! ¡De mi vida eres el dueño! Y no tengo miedo a entregártela porque se que eres el mejor dueño que puede tener.

Lentamente le secaste algunas lágrimas que aquellos ojos verdecitos iban largando y con total ternura unieron sus labios en un dulce y salado beso.

Tus manos se aferraban a su cuello, no querías romper aquel maravilloso contacto, se habían besado muchas beses pero este era especial, tenían un sabor distinto. En el se estaban entregando no solo su corazón, se entregan sus vidas para que el otro la cuidara y eso era un contrato que superaba la eternidad.

La fuerza del destino


6

-¿Cómo se encuentra la chica mas linda de todo el hospital?-notaste como una sonrisa se le dibujaba en su pálido rostro

-Ahora que te veo mucho mejor-estiro su mano para que la ayudaras a sentarse-¿Tenes el traje listo?

De golpe tu sonrisa se desdibujo, tu mirada se oscureció, tomaste una silla para sentarte junto a ella, no se lo habías dicho pero no querías ir al baile que organizaba el hospital, no la querías exponer a ninguna recaída.

-Oye mi amor-y que paz sentías al llamarla de esa manera-Estaba pensando y creo que mejor no vamos al baile.

El rostro de Ely cambio radicalmente y te sentiste totalmente culpable, hacía ya cuatro meses desde que habían comenzado una relación y desde ese momento eras totalmente feliz, los dos eran felices por completo en realidad, ambos se completan el cien por ciento.

Hacía dos meses que se acompañaban en cada tratamiento, se hacían mimos para ayudar a recuperarse de alguna recaída, no había minuto donde no estuvieran comunicados, se daban el apoyo necesario para enfrentar todo lo que les tocaba vivir.

Tres semana había pasado desde que Eliana se interno para recibir la quimioterapia y como vos la habías sufrido un mes atrás, estabas siempre a su lado para recogerle el poco cabello que le iba quedando cuando les surgían vómitos, tenías (o intentabas tener) las palabras correctas de aliento para cuando ella sufría los dolores.

Cada día que pasaba te preguntabas si la podías querer un poco mas y todos los días cuando llegabas al hospital y desde la puerta, sin que ella lo notara, la observabas reírse junto a sus padres y sus amigos, o cuando leía una revista o un libro te respondías que si, que todos los días podías quererla un poco.

Y descubriste que la amabas, un día que llegaste y viste a Candela rapándole el poco cabello que le quedaba, vos con un poco de angustia le preguntaste que hacia y ella con su dulce sonrisa te dijo “Así estamos los dos de igual de guapos” y no resististe no besarla cuando te acaricio tu cuero cabelludo, que también no tenía rastros de cabello.

-Te amo-le habías susurrado…

Días después te había recibido con una sonrisa de oreja a oreja mientras daba pequeños grititos de emoción, miraste a Trinidad, su madre, y a Candela, quienes tenían la misma emoción que Eliana en los ojos y preguntaste que sucedía. “Vamos a ir a bailar cariño” y tus ojos se salieron de órbita sin comprender.

Todos los años el hospital hacia un baile para distraer a todos los jóvenes que se encontraban internados, al rato de darte la noticia volviste a aparecer en la habitación y la cara de felicidad de Eliana al ver las dos entradas que sostenías, supiste que se te guardo para siempre en el corazón. Era la imagen más hermosa de todas.

Ely te había pedido que te sentaras a su lado en la cama y con sus delicadas manos te tomo el rostro y te beso como nunca te había besado, durante el resto de los días, lo único que le dibujaba una sonrisa a Eliana era ese baile y vos disfrutabas con ella de esa felicidad.

Pero hacia dos días atrás, Ely, tu pequeña Ely había sufrido una fuerte recaída y los médicos estaban completamente preocupados y vos no te ibas a permitir que ella se exponerla a una decaída peor.

-Pitt ¿estas hablando en serio?-y sus manos te habían soltado, vos sintiendo el dolor que te causaba sentir las ausencias de esas blanquitas manos sobre las tuyas, asentiste.

Eliana cerró los ojos unos instantes para luego acomodarse un poco mejor en la cama, quisiste ayudarla pero ella te rechazo.

-Cucha pibe-y sonreíste tiernamente cuando ella dejo escapar su parte bruta, como vos le decías-A ese baile vamos quieras o no y no quiero replicas.

Vos solamente te callaste, no tenías ganas de discutir pero no podías permitir que su salud empeorara, todavía le quedaba una semana de quimioterapia y muchas cosas le faltaba por sufrir, al saber lo que se venía necesitabas que ella estuviera con todas las energías completas.

-No, cucha vo piba-ahora fue ella quien sonrío al escucharte hablar bruto-Todavía te queda una semana de tratamiento y no podes perder nada de energía, menos por ir a un tonto baile.

Los ojitos marrones de Eliana se abrieron de golpe-¿Cómo un tonto baile?-pregunto en un susurro que lograste escuchar-¿Vos sabes que fecha es ese baile?-y ahora sus ojitos te miraban atentamente.

-No-le respondiste sinceramente.

Escuchaste como dejo escapar un suspiro y agachaba su mirada que se había teñido de tristeza, la cual obviamente a vos te dolió y mucho.

-Ese día cumplimos cinco meses juntos….

¡Auch! Dijiste para dentro al escucharla, ¿Cómo te habías olvidado de esa fecha? ¿Cómo podías ser tan tonto? Te tapaste la cara por la vergüenza que sentías en ese momento, ella tan dulce como siempre te quito ambas manos y te tomo delicadamente de la barbilla.

-Así que el sábado vamos a ir a ese baile-como te había dicho momentos antes no te dejo dar réplicas y sello esa cita con un dulce beso, como lo eran todos sus besos: dulces.