sábado, 3 de septiembre de 2011

La fuerza del destino


6

-¿Cómo se encuentra la chica mas linda de todo el hospital?-notaste como una sonrisa se le dibujaba en su pálido rostro

-Ahora que te veo mucho mejor-estiro su mano para que la ayudaras a sentarse-¿Tenes el traje listo?

De golpe tu sonrisa se desdibujo, tu mirada se oscureció, tomaste una silla para sentarte junto a ella, no se lo habías dicho pero no querías ir al baile que organizaba el hospital, no la querías exponer a ninguna recaída.

-Oye mi amor-y que paz sentías al llamarla de esa manera-Estaba pensando y creo que mejor no vamos al baile.

El rostro de Ely cambio radicalmente y te sentiste totalmente culpable, hacía ya cuatro meses desde que habían comenzado una relación y desde ese momento eras totalmente feliz, los dos eran felices por completo en realidad, ambos se completan el cien por ciento.

Hacía dos meses que se acompañaban en cada tratamiento, se hacían mimos para ayudar a recuperarse de alguna recaída, no había minuto donde no estuvieran comunicados, se daban el apoyo necesario para enfrentar todo lo que les tocaba vivir.

Tres semana había pasado desde que Eliana se interno para recibir la quimioterapia y como vos la habías sufrido un mes atrás, estabas siempre a su lado para recogerle el poco cabello que le iba quedando cuando les surgían vómitos, tenías (o intentabas tener) las palabras correctas de aliento para cuando ella sufría los dolores.

Cada día que pasaba te preguntabas si la podías querer un poco mas y todos los días cuando llegabas al hospital y desde la puerta, sin que ella lo notara, la observabas reírse junto a sus padres y sus amigos, o cuando leía una revista o un libro te respondías que si, que todos los días podías quererla un poco.

Y descubriste que la amabas, un día que llegaste y viste a Candela rapándole el poco cabello que le quedaba, vos con un poco de angustia le preguntaste que hacia y ella con su dulce sonrisa te dijo “Así estamos los dos de igual de guapos” y no resististe no besarla cuando te acaricio tu cuero cabelludo, que también no tenía rastros de cabello.

-Te amo-le habías susurrado…

Días después te había recibido con una sonrisa de oreja a oreja mientras daba pequeños grititos de emoción, miraste a Trinidad, su madre, y a Candela, quienes tenían la misma emoción que Eliana en los ojos y preguntaste que sucedía. “Vamos a ir a bailar cariño” y tus ojos se salieron de órbita sin comprender.

Todos los años el hospital hacia un baile para distraer a todos los jóvenes que se encontraban internados, al rato de darte la noticia volviste a aparecer en la habitación y la cara de felicidad de Eliana al ver las dos entradas que sostenías, supiste que se te guardo para siempre en el corazón. Era la imagen más hermosa de todas.

Ely te había pedido que te sentaras a su lado en la cama y con sus delicadas manos te tomo el rostro y te beso como nunca te había besado, durante el resto de los días, lo único que le dibujaba una sonrisa a Eliana era ese baile y vos disfrutabas con ella de esa felicidad.

Pero hacia dos días atrás, Ely, tu pequeña Ely había sufrido una fuerte recaída y los médicos estaban completamente preocupados y vos no te ibas a permitir que ella se exponerla a una decaída peor.

-Pitt ¿estas hablando en serio?-y sus manos te habían soltado, vos sintiendo el dolor que te causaba sentir las ausencias de esas blanquitas manos sobre las tuyas, asentiste.

Eliana cerró los ojos unos instantes para luego acomodarse un poco mejor en la cama, quisiste ayudarla pero ella te rechazo.

-Cucha pibe-y sonreíste tiernamente cuando ella dejo escapar su parte bruta, como vos le decías-A ese baile vamos quieras o no y no quiero replicas.

Vos solamente te callaste, no tenías ganas de discutir pero no podías permitir que su salud empeorara, todavía le quedaba una semana de quimioterapia y muchas cosas le faltaba por sufrir, al saber lo que se venía necesitabas que ella estuviera con todas las energías completas.

-No, cucha vo piba-ahora fue ella quien sonrío al escucharte hablar bruto-Todavía te queda una semana de tratamiento y no podes perder nada de energía, menos por ir a un tonto baile.

Los ojitos marrones de Eliana se abrieron de golpe-¿Cómo un tonto baile?-pregunto en un susurro que lograste escuchar-¿Vos sabes que fecha es ese baile?-y ahora sus ojitos te miraban atentamente.

-No-le respondiste sinceramente.

Escuchaste como dejo escapar un suspiro y agachaba su mirada que se había teñido de tristeza, la cual obviamente a vos te dolió y mucho.

-Ese día cumplimos cinco meses juntos….

¡Auch! Dijiste para dentro al escucharla, ¿Cómo te habías olvidado de esa fecha? ¿Cómo podías ser tan tonto? Te tapaste la cara por la vergüenza que sentías en ese momento, ella tan dulce como siempre te quito ambas manos y te tomo delicadamente de la barbilla.

-Así que el sábado vamos a ir a ese baile-como te había dicho momentos antes no te dejo dar réplicas y sello esa cita con un dulce beso, como lo eran todos sus besos: dulces.

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