sábado, 3 de septiembre de 2011

Me envenena

Dulce su boca cuando me toca
Con su beso sensual
Pero me atrapa y luego se escapa
Y ese beso pasa a ser mortal


-Ey Peter mira a esa morocha infernal como mueve las caderas…

Peter desvía su mirada del suelo, donde la tenía fija desde hacia un buen rato, para mirar hacia donde Tincho, su mejor amigo, le indicaba que se encontraba ola morocha.

-¡Como se parte la yegua!...

Peter miro a su amigo ante lo desagradable que se escucho al hablar pero no pudo evitar reírse, cada vez que tenía unas cuantas copas encima se ponía mas zarpado de lo mas normal.

-¡Dale nena menea hasta abajo!

-Tincho para un poquito-le advirtió ya que se estaba cansando de escucharlo.
Martín, el nombre verdadero de su amigo, volteo a verlo para hacer un gesto con su mano que según él quería decir “eres un aguafiestas…”, Peter apoyado en la barra no paraba de reírse pero al escuchar a su amigo gritarle de nuevo a la chica no pudo mas que detenerse a ver bien lo que era que hacia esa chica para que ese chico se pusiera mas loco de lo que estaba.

Y en ese mismo instante todo a su alrededor se detuvo, aquella morocha movía sus caderas de una manera única e hipnotizante, sus piernas se movían de adelante hacia atrás sin cansarse, sus brazos eran sacudidos de una manera graciosa al ritmo de la música y el rostro de ella dejaba a la vista que disfrutaba de lo que bailaba.

Como si ella hubiera sentido que la estaban observando fijamente volteo y Peter de inmediato se reincorporo al ver esos ojos celestes como el cielo, que destellaban pasión e inmediatamente al cruzar contacto, Peter se encargo de sonreírle seductoramente a lo que recibió una misma respuesta.

Poco a poco los ojos de él se abrieron de golpe al verla acercarse, estando a menos de medio metro de distancia, las manos de ella se estiraron y alcanzaron las de Peter, quien ni perezoso ni tonto las acepto gustoso.

Medio minuto después, los brazos de aquella mujer se encargaban de enredarse alrededor de su cuello, a veces acariciaban sus brazos u otras simplemente se unían con las manos de Peter, él se encargaba de acariciarle la cintura, la espalda y si podía sus manos descansaban sobre la cola de la chica.

La música había acabado y lentamente, con roces muy sensuales se separaron. Peter estaba a punto de preguntarle como se llamaba cuando, la morocha, lo tomo del rostro y lo callo de un beso.
Sabe que la quiero
Y si la pierdo, yo me muero
Le divierte mi ansiedad


Como cada sábado Mariana iba junto a su grupo de amigas y amigos al mismo boliche, todo el mundo la conocía como “la petiza infartarte” y había muchos motivos para los cuales ella reciba ese apodo, del cual estaba orgullosa.

Ella disfrutaba con pararse sobre una tarima, una barra o una mesa y bailar sensualmente junto a sus amigas, sabía a la perfección que menear el trasero frente a cientos de ojos masculinos provocaba, que zarandear las lolas sin importarle el tremendo escote que llevaba generaba muchos pensamientos obscenos y ni hablar que al bailar junto a su mejor amiga alguna que otra mano toque lugares indebidos.

Llevaba un buen rato moviendo su cuerpo al ritmo de un buen reguetón cuando sus ojos oscuros se cruzaron con los de su macho, como ella llamaba a todos los hombres con los que estaba.

Él se hizo paso entre la gente hasta llegar a ella, Lali (como era conocida entre sus amigos) sonrío con placer ya que tenía muchas ganas de una buena dosis sexual.

-¡Deja de mover ese culo así!-le grito Leandro, su macho, al oído cuando llego junto a ella.

Lali rodeo su cuello con sus cortos brazos y haciendo puntitas de pie logro llegar al oído de él…-Sabes que mi culo lo muevo solo para vos…-y se dedico a morderle seductoramente el lóbulo de la oreja…-Vamos a un lugar mas privado.

Leandro no dijo nada mas, solo la separo de él y tomo fuertemente la mano de Mariana, quien cruzo mirada con Yanet, su mejor amiga, “déjalo echo polvo amiga”, Lali al entender los labios de ella le dijo “no lo dudes, que me vengo de la cuerniada que me hizo, lo hago” y con un guiño de ojo se perdió entre la gente.
Baila con el viento
Y yo me quedo sin aliento
Esa niña me va a matar


-Ey Gas… ¿Hoy no vas por ninguna nueva caza?-la voz de Facundo, amigo de toda la vida, distrajo a Gastón de sus pensamientos.

-Es temprano todavía Facu…Tranca que el VIP tarda en llenarse…

Hacia años que Gastón su grupo de amigos salían al mismo boliche y habían ganados privilegios de estar en el VIP, con una mesa reservada y una buena cantidad de bebidas alcohólicas. Aunque Gastón de un vaso de champagne no pasaba, sus amigos eran todos unos alcohólicos anónimos, como él solía llamarlos.

-Ay claro, el galán tiene que seducir a su chica…-esa era Lucía, novia de Facundo.

Gastón le guiño el ojo con complicidad y sus amigos largaron una carcajada, ya que Gastón tenia esa fama, era un galán nato, se dedicaba a observar a todas las chicas que ingresaban al VIP y disfrutaba con eso: verlas, ver como mueven sus cuerpos al ritmo de la música lenta, pop, salsa, cumbia, rock o del estilo que sea, él sabía que las mujeres (mayoritariamente solteras) se desvivían por mostrar sus lados sexys (todo el mundo sabe que en el VIP se encuentras los hombres mas poderosos y sexys del país).

Cuando por fin Gastón fichaba a alguna no le quitaba la mirada de encima, esperando el momento adecuado para acercarse con una copa de Martini (una de las bebidas mas deseadas por las mujeres) e invitarla a sentarse en su mesa, (que estaba en un punto estratégico del lugar sin mucha luz ni mucha música) y con unas cuantas palabras empalagosas todas caían a sus pies y le daban lo que querían.

-Pero mira quien esta aquí…

Los ojos verdes del rubio miraron hacia la voz que distrajo su atención de una rubia pelilarga que movía sus pechos como ninguna otra, pero la vista que tuvo fue mucho mejor.

-¡OH lalá!...-Gastón se levanto para acercarse a la muchacha que sonreía…-Lola, Lolita mía…-canturreo luego de darle dos besos.

-¿Cómo estas Gas? ¡Hace mucho que no te veo!

-Trabajo y mas trabajo…-pero en ningún momento Gastón borraba su sonrisa de galante-¿Un Martini?

Lola formo un puchero-No se si debería aceptártelo…-las manos, suaves por la crema de coco que utilizaba, acariciaban la camisa de seda del rubio-Prometiste llamarme y nunca lo hiciste…

Gastón chasqueo la lengua y la abrazo por la cintura-Perdón pequeña pero ya te dije mucho trabajo…-el rubio le sonrío seductoramente de lado-Nunca podría no querer repetir aquella noche.

Lola termino cayendo a sus pies como él esperaba, Gastón prefería a ese estilo de mujeres, con pechos grandes, colas perfectas, bonitas de caras pero huecas por dentro, eran las mejores para noches de pasión.
Y me dice que no
Que se va
Pero al fin volverá
A jugar el juego que más le gusta
Y me va a matar


Rocío no hacia mas que estar sentada en la barra del ultimo boliche al que esperaba caer aquella noche de sábado.

-¡Dale Ro no podes quedarte acá toda la noche!-Patricia, una de sus mejores amigas, le suplicaba con la mirada.

-Pato enserio ve a bailar con el resto, yo me quedo acá…-y con su mejor sonrisa segura le transmitió a su amiga que fuera a disfrutar de la noche.

Aquel sábado no estaba transcurriendo como la rubia esperaba, ella había planeado una cena demasiado romántica con su novio, pero el muy idiota había decidido cortar la relación esa misma tarde y toda la cena se había ido a la bosta pero sus amigas, grosas como son, no permitieron que se quedara en casa llorando como deseaba hacerlo.

Y ahí se encontraba, en el taburete de una barra observando a sus amigas bailar y a las distintas personas que concurrían aquel lugar.

-¿Te dejaron sola rubia?

Rocío volteo al escuchar la voz de alguien detrás suyos, y agradeció que sus manos se agarraron de la barra sino hubiera pasado la vergüenza mas grande de su vida al caerse, es que no nada bueno voltearse y encontrarse con un rubio de ojos verdes y una sonrisa arrebatadora.

-Eh…No…No…-respondió alborotadamente-Yo no tengo ganas de bailar nada más…

-Bueno, ¿Qué vas a tomar?...-Rocío entrecerró sus ojos y miro a todas las bebidas sin decidirse-Mejor déjame que te invite…

Ella solamente sonrío y acepto gustosa el Cosmopolitan que el rubio le había preparado y de golpe la noche comenzó a cambiar el rumbo que Rocío pensaba que iba a tener.

El barman resulto ser muy agradable e interesante, se la pasaron hablar de todo y de nada hasta que llego una pregunto que puso de nervios a la rubia “¿vamos a un lugar mas comodo?”

Y Rocío se sorprendió al verse en el callejón que había detrás del boliche, con sus piernas abrazadas a la cintura de aquél rubio, sus manos despeinándolo desesperadamente y lanzando gemidos al sentir los labios de él sobre su cuello haciendo placeres inigualables.
OH, OH, OH
Me envenena
OH, OH, OH
Me desarma
OH, OH, OH
Me condena
Porque esta niña me roba el alma


La noche estaba en su mejor punto, Nicolás disfrutaba con sus amigos como cada noche de joda, habían decidido ir a un boliche nuevo y nunca pensaron pasarla tan bien.

Nicolás se encontraba haciendo pasos incoherentes con sus amigos pero que para ellos era lo mas divertido del mundo, cuando él sintió unas manos acariciarle el abdomen y obtuvo su completa atención.

-¿Qué paso?-le pregunto Nicolás al voltearse-¿Te aburriste de bailar con tus amigas?

Evelyn, la pareja ocasional que tenía él, lo miro con un puchero pero la cara sería de Nicolás no se borraba.

Con Evelyn llevaban más de cinco meses de pura histeria, él solamente la usaba para saciar su necesidad humana y ella se dejaba pero a veces, Evelyn saltaba con temas como que ya quería tener una relación seria o le interesaba algún otro chico y ahí se formaban las peleas.

Nico era un casanova de nacimiento, todavía no se encontraba preparado para ponerse en una relación seria por eso cada vez que la flaca, como todos la llamaban, tocaba ese tema decidía cortar historia e iba en busca de otra pero si él la veía con otro, los celos cavernícolas le nacían desde lo mas profundo de su alma y le dejaba en claro que era de él.

-No seas así Nico…Estuvimos todo el tiempo juntos, por un ratito que quiera bailar con mis amigas me rechazas.

Nicolás bufo porque sabía que iba a ser tema de pelea aquella escenita que se había formado a un principio de la noche y todavía tenía cosas para gritarle como “¡¿Por qué carajo llevaba una pollera tan corta si no se iba a pasar la noche pegada a él?!” pero prefirió callarse.

-Mira Eve, no tengo ganas de estar con vos…-le dijo pasándose una mano por
el rostro cansado.

-Bien, entonces me voy con otro que seguro me va a tratar mejor…

Y sin esperar respuesta se fue dejando a un Nicolás con los ojos abiertos, esa mujer al fin de cuentas lo manejaba como quería, largo un insulto por los aires y corrió hacia donde se había ido Evelyn.

-¡Evelyn detenté!-le grito con toda determinación…-¡¿Cuándo vas a dejar de comportarte como una chiquilina?!

Evelyn volteo y lo miro furiosa-¡¿Y vos cuando vas a dejar de comportarte como un cavernícola?!

Y ella sabía que esa palabra al rubio no le gustaba nada pero también sabía lo que venía después, Nicolás no tardo nada de agarrarla de la nuca y besarla desaforadamente, él no le pegaba a las mujeres cuando hacían o decían cosas que a él no le gustaban sino que las callaba con un beso marcando quien mandaba.
Sabe que la quiero
Y si la pierdo, yo me muero
Le divierte mi ansiedad


Las mujeres son de un arma de tomar para los hombres en todos los sentidos, con un simple baile y una mirada te hipnotizan, con una caricia te descontrolan, con la inocencia te seducen y con la histeria te vuelven loco.

Pero al fin y al cabo, el hombre siempre termina rendido a sus pies, no importa que sea por un baile casual, que a ella le encante seducir y provocar, que sea la típica dama de compañía, una chica despechada del amor o la que se deja pisotear, ellas siempre logran lo que quieren: enloquecer al hombre.
Me envenena…Me desarme…Me condena

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