Las
calles que rodeaban al colegio Doctor Luis María Drago se encontraban atestadas
de autos por donde bajaban adolescentes dormidos predispuestos a pasar cinco
horas encerrados en un aula aprendiendo nuevas cosas, frente al colegio se
detenía el colectivo ciento treinta y seis,
aquel bondi de color verde que
pasaba cada veinte minutos por la puerta, de ahí descendía Alejandro con sus
auriculares negros escuchando a un volumen donde ya no escuchaba lo que pasaba
a su alrededor, sus manos dentro de sus bolsillos del jeans, su pelo corto con
apenas un poco de flequillo se encontraba escondido en su típica gorra de Nike
y sus ojos mitad abiertos y mitad cerrados, como era costumbre en él.
Alejo,
como lo llaman sus pares, se quita los auriculares al cruzarse con Azul, la típica
flaquita que se dedica al modelaje, que es la envidia de todas las chicas del
colegio y el deseo de todos los chicos, pero para él no lo era, él tenía el
deseo de una sola chica: su novia Evelyn, Piru
como es llamada, y gracias a dios no lo tenía insatisfecho en ningún punto de
vista con respecto a la relación.
Un beso,
un pequeño abrazo por parte de Azul, uno lo saluda con la forma típica de
hacerlo pero ella te lo completa con un abrazo, Azul es así cariñosa. Un ¿Cómo estas? ¿Estudiaste algo? Lanzado por
la rubia, un todo bien con sueño acompañado
de dos risitas, una mano que se estira para rascarse su nuca por parte de Alejo,
unos brazos que se acomodan mejor los libros de parte de Azul y no ni ahí que estudie, va una leída pero
machete a full y otro par de risas a la vez.
La rubia
divisa a los lejos a Ornella y Jessica, sus inseparables amigas, así que otro
beso en la mejilla y otro abrazo para ver como ella se desaparecía entre las
personas que había sobre la vereda hasta llegar a sus dos amigas. Alejo vuelve
su mirada hacia la entrada y suspira, no quedaba otra que entrar.
Doctor
Luis María Drago es uno de los pocos colegios públicos donde su reputación era
excelente en cuanto a material de estudio, equipo de profesores y alumnado se
tratara, con un salón de actos apenas ingresas, una biblioteca a su izquierda
junto al SUM y dos salones, su secretaría y su cocina a su derecha, si caminas
derecho te encuentras con la fotocopiadora y una escalera, si doblas apenas te
encuentras con tres salones, el pequeño estacionamiento donde los alumnos
suelen dejar las bicicletas o motos con los que suelen llegar y la puerta para
el patio doble, uno donde todo es de cemento donde las chicas suelen hacer
gimnasia y otro con césped y dos arcos donde se suelen formar partidos de
futbol o de hamboll y cuatro canchas de voleibol con sus respectivos vestuarios
y oficinas de profesores.
Una vez
mas adentro si subís las dos escaleras te encuentras con el primer piso donde
si giras a tu izquierda lo primero que ves es el ascensor para situaciones
excepcionales, la sala de profesores y la dirección, junto a ellos la sala de
computación y si seguís caminando comienzas con una serie de salones de clase
hasta que te chocas con el baño de hombres que apenas llegas ves siempre a un
grupo de chicos en los bebedores o apoyados contra la pared esperando al profesores
de turno, en mitad de camino un mural hecho por ex-alumnos donde retrataron a
la ciudad en su totalidad, y del otro lado, el baño de las chicas que al igual
que el otro apenas llegas hay una serie de bebedores y se puede ver a todas las
chicas paradas frente al espejo retocándose el maquillaje, arreglándose la
pollera o camisa y peinándose, al lado del baño se encuentra la oficina de la
psicopedagoga que a la vez se encuentra junto a la cocina de la cantina quien
tiene dos mesas enormes afuera para que los alumnos se puedan sentar y se encuentran
enfrente de la preceptoría principal, donde vuelves a encontrarte con una
escalera que te lleva al segundo piso que es igual al primero solo que este
tiene el laboratorio.
Alejo
realizo todo ese recorrido, ingresar por la puerta principal saludar con una
sonrisa a Ana la portera de años, esperar que le abra la puerta blanca y
encontrarse con sus ojos a la escuela en su totalidad, caminar con sus pies
siendo arrastrados mientras saludaba a un que otro conocido, detenerse en la
fotocopiadora porque se encontraba Pecile y con quien siempre intercambiaban
palabras sobre música, esa no fue la excepción. Luego
de saludarlo con un golpe en el hombro subió con lentitud, porque Alejandro era
así: lento para todo, las escaleras hasta caminar derecho hasta su salón: 204;
dejar su mochila en su banco que se encuentra atrás de todo junto a la ventana,
que una sonrisa se le forme al ver que en el banco de adelante ya se encuentra
la carpeta rosa peluche de su chica, saludar a quienes iban entrando con un
beso en la mejilla si era compañera o una palmada en la espalda si era
compañero, dirigirse derecho hasta el baño donde se encontraban sus fieles
amigos de ruta.
-¡Buenaaaaaaas!-exclamo canturreando y estirando la última vocal mientras apretaban sus manos con cada uno.
-¿Nos
levantamos de buen animo?-pregunto Carlitos mientras le daba una pitada al típico
pucho que se fumaban antes de entrar a clase.
Alejo se
acerco a uno de los urinarios para descargar todo lo que se banco durante la
media hora que tuvo de viaje desde su casa hasta el colegio, ya se dijo
Alejandro era lento para todo.
-Como siempre amigo…¿Ustedes?...-los miro por sobre su
hombro y pudo notar a Vico apoyado contra el borde de las canillas con la
mirada gacha-Por lo que veo que no…-dijo mientras le hacia un gesto de cabeza a
Carlos señalando al morocho de ojos verdes.
Carlos se apuro a darle la ultima pitada al cigarrillo, lo
tiro al suelo para pisarlo unas cuantas veces y con un pequeño empujón lo tiró
hacia una esquina donde no se viera. Se acerco a su amigo apoyándose a su lado
izquierdo, el derecho fue ocupado por Alejandro luego de que se levara las
manos.
-Ey Viquito ¿pasa o paso algo?-ese era Alejandro quien
quería a Ludovico como si fuera su hermano de sangre.
Vico negó con la cabeza sin levantar la vista del suelo ni
descruzar sus brazos de su pecho, era la típica pose que ponía cuando algo le
pasaba pero no quería decirlo. Carlos chasqueo la lengua porque siempre le
molesto que haga eso cuando sabía que podía confiar en sus amigos.
-¿Tu viejo?-se animó a preguntar y como respuesta solo
recibieron un suspiro cansino-¿Qué te hizo ahora?
-O ¿Qué no te hizo?
Vico volvió a suspirar cansado y sus brazos por primera
vez se movieron para sus manos puedan refregar su cara una y otra vez, y luego
despeinar su cabello.
-Anoche volví a escuchar como discutían…-los dos amigos,
uno morocho y otro rubio, el primero
miro hacia arriba y lanzo un juramento en silencio, el segundo se limito a
darle apoyo a trabes de un apretón en el hombro…-Y pude…pude escuchar como…mi
vieja…-y su voz se quebró al recordar el momento.
-¿Le volvió a…pe…pegar?-pregunto Alejo despacio y en casi
un susurro, él era el mas sensible de los tres.
Justo cuando Ludovico
estaba asintiendo y había abierto la boca para largar todo lo que guardaba,
Diego, un rubiecito de estatura mediana que iba con ellos, llego corriendo al
baño y entre agites anunció:
-¡Alejo! ¡Alejo! ¡Alejo!
-¿Qué pasa amigo?-pregunto frunciendo su entrecejo al ver
como Diego se sostenía con una mano en una de las paredes y con la otra su
pecho intentando recuperar el aliento.
-Tienes que…Tiene que ve…-todavía le costaba regular la
respiración luego de la corrida que se había mandado…-Tienes que venir al s…al
salón.
-¿A que?-pregunto sin quitar la vista de Vico quien tenía
la mirada perdida…y con mucha razón.
-Vos solamente ven…
Carlos bufó molesto-No puede ahora Diego, entro de veinte
va…
-¡No! Tiene que venir ahora…-insistió el rubio-¡Piru se
esta agarrando de las mechas con Ivana!
Y eso basto para que el trío se olvidara de todo y saliera corriendo desesperado hasta el salón doscientos cuatro, donde se escuchaban gritos y alientos para cualquiera de las partes.
Alejandro González.
Edad: 18 años.
Familia: Viviana,
madre de 47 años, Fermín, hermano de 16
años.
Carácter: tranquilo,
celoso por naturaleza, pensante en ciertas
situaciones, cabrón en otras.
“Hasta ahora no me
puedo quejar, desde los 15 que tengo una novia maravillosa, Evelyn fue (y es)
la primera en todo y doy, daría y daré lo que sea para ayudarla siempre. Tengo
un hermano pequeño al cual adoro pero me da dolores de cabeza tremendos, una
madre hermosa por la cual me desvivo para que se sienta orgulloso de nosotros dos
y por eso luego llego a sentir un odio (y dolor) tremendo por mi hermano. Carlitos
y Vico son mis hermanos del alma, con ellos vengo creciendo desde el jardín de
infantes, por lo cual su dolor es el mío, su alegría es la mía y nada lo va a
cambiar, y aunque la vida me de mil vueltas yo siempre la voy a luchar.”