Capitulo dos.
"Bienvenidos a Arroyo Seco" era lo que plasmaba
el enorme cartel que había apenas entrando al pueblo.
Nada había cambiado, las casas seguían igual de rusticas y hermosas, todas cuidadas desde el techo hasta el jardín, la plaza principal seguía como la recordaba con los juegos para los más pequeños en perfecto estado, los negocios seguían en su mismo lugar, el jardín de infantes seguía exactamente como lo recordaba, la escuela que me recibió siendo un nene para cursar la primaria y me despidió siendo ya un hombre al finalizar la secundaria seguía igual que la última vez que había estado frente a ella.
Mis ojos intentaban recorrer todo lo que veía apenas entraba al pueblo y encontrarle algún cambio, algo que me haga extrañar la gran ciudad, que me haga extrañar aquel barrio privado que deje atrás.
Pero hasta ahora no había nada que me hiciera extrañar, al contrario todavía me sigo sintiendo en casa como cuando vivía a aquí.
Gire en la esquina principal y seguí el camino hasta llegar al final de la calle donde volví a girar a la derecha y así ver como se desplegaba delante de mí una enorme casa de tejas rojas y paredes color marfil, con un jardín cuidadosamente cuidado lleno de todo tipos de plantas y juguetes de niños esparcidos por doquier.
Fui disminuyendo poco a poco la velocidad hasta detenerme delante de ella, donde en ese instante se encontraba una señora que no llegaría a los cincuenta años con un cabello largo hasta la espalda de un castaño oscuro y unos ojos marrones como dos almendras.
La mujer elevo la cabeza al sentir el ruido del coche dejando de barrer unos instantes para dirigirme una mirada interrogante.
-¿Busca a alguien?-me pregunto mientras se quitaba un mechón de su cabello que se había escapado de la hebilla con la cual se había cogido el flequillo.
Luego de haber apagado el motor del carro, me baje de el dirigiéndome lentamente hacia ella, la cual todavía me seguía mirando interrogante al no reconocerme, y si habían pasado si no me equivoco tres años desde mi partida.
-Joven le vuelvo a preguntar, ¿busca a alguien?
-Si-le respondí en un susurro a la vez que me llevaba lentamente mi mano derecha hacia las gafas, las cuales lentamente comencé a elevar hasta colocarlas detrás de mis orejas.
-Busco a la mujer más buena y bella de todo el planeta.
Nada había cambiado, las casas seguían igual de rusticas y hermosas, todas cuidadas desde el techo hasta el jardín, la plaza principal seguía como la recordaba con los juegos para los más pequeños en perfecto estado, los negocios seguían en su mismo lugar, el jardín de infantes seguía exactamente como lo recordaba, la escuela que me recibió siendo un nene para cursar la primaria y me despidió siendo ya un hombre al finalizar la secundaria seguía igual que la última vez que había estado frente a ella.
Mis ojos intentaban recorrer todo lo que veía apenas entraba al pueblo y encontrarle algún cambio, algo que me haga extrañar la gran ciudad, que me haga extrañar aquel barrio privado que deje atrás.
Pero hasta ahora no había nada que me hiciera extrañar, al contrario todavía me sigo sintiendo en casa como cuando vivía a aquí.
Gire en la esquina principal y seguí el camino hasta llegar al final de la calle donde volví a girar a la derecha y así ver como se desplegaba delante de mí una enorme casa de tejas rojas y paredes color marfil, con un jardín cuidadosamente cuidado lleno de todo tipos de plantas y juguetes de niños esparcidos por doquier.
Fui disminuyendo poco a poco la velocidad hasta detenerme delante de ella, donde en ese instante se encontraba una señora que no llegaría a los cincuenta años con un cabello largo hasta la espalda de un castaño oscuro y unos ojos marrones como dos almendras.
La mujer elevo la cabeza al sentir el ruido del coche dejando de barrer unos instantes para dirigirme una mirada interrogante.
-¿Busca a alguien?-me pregunto mientras se quitaba un mechón de su cabello que se había escapado de la hebilla con la cual se había cogido el flequillo.
Luego de haber apagado el motor del carro, me baje de el dirigiéndome lentamente hacia ella, la cual todavía me seguía mirando interrogante al no reconocerme, y si habían pasado si no me equivoco tres años desde mi partida.
-Joven le vuelvo a preguntar, ¿busca a alguien?
-Si-le respondí en un susurro a la vez que me llevaba lentamente mi mano derecha hacia las gafas, las cuales lentamente comencé a elevar hasta colocarlas detrás de mis orejas.
-Busco a la mujer más buena y bella de todo el planeta.
-¿Perdón?-me pregunto la señora sin dar crédito a mí caradures.
Entre abrí mis labios para responderle pero una joven de unos diecisiete años apareció por detrás mío y se le adelanto.
-¿Mamá?-la llamo provocando que me diera vuelta mientras me reía al ver la cara de sorpresa de ella.
-¿Peter? ¿Peter eres tú?
Solamente asentí mientras la joven adolescente enredaba sus brazos alrededor de mi cuello y me apretaba en un fuerte abrazo, yo a su vez enrede mis brazos en su estrecha cintura y la eleve unos milímetros del suelo provocando la risa de ella y también mía, si había extrañado horrores a la que un día era la pulga de la casa.
-¡Hermanito que cambiado estas!
-Tampoco estoy tan distinto-le dije entre risas una vez que la volví a dejar sobre el piso-La que si esta cambiada es usted señorita-tome una de sus manos para hacerle dar una vuelta-Se ha convertido en toda una mujer-y si volví a estrujarla entre mis brazos.
Ella solamente se sonrojo luego de que nos separamos, y agacho un instante la mirada pero rápidamente la elevo y se inclino un poco para ver detrás de mí a nuestra madre, la cual todavía estaba en transe.
-¡Ma es Peter!
Exclamaba toda feliz Luz mi pequeña hermana, yo sonreía como si me hubieran dado un juguete nuevo, por tenerlas a ambas conmigo a mi lado. Tome de la mano a mi pequeñita hermana, se que ya tenía sus diecisiete años pero siempre será mi pequeñita, y lentamente nos acercamos a Analía, léase: desde mi “rebeldía” adolescencia se me había dado por llamar a mis padres por sus nombres de pila.
Me pare frente a ella con mi mejor sonrisa compradora y pronuncie un escueto mami volví, lo que provoco la risita nerviosa de Luz y que a mi madre se les llenaran los ojos de lagrimas.
-Hijo…-dijo en un susurro, yo solo asentí mientras abría los brazos para recibirla…-Hijo volviste…-y luego de esa frase a la que eleve en el aire dando vueltas por todo el jardín fue a ella, a la mujer que lloraba de felicidad en mi hombro, a la mujer que amaría toda la vida: a mi madre.
Entre abrí mis labios para responderle pero una joven de unos diecisiete años apareció por detrás mío y se le adelanto.
-¿Mamá?-la llamo provocando que me diera vuelta mientras me reía al ver la cara de sorpresa de ella.
-¿Peter? ¿Peter eres tú?
Solamente asentí mientras la joven adolescente enredaba sus brazos alrededor de mi cuello y me apretaba en un fuerte abrazo, yo a su vez enrede mis brazos en su estrecha cintura y la eleve unos milímetros del suelo provocando la risa de ella y también mía, si había extrañado horrores a la que un día era la pulga de la casa.
-¡Hermanito que cambiado estas!
-Tampoco estoy tan distinto-le dije entre risas una vez que la volví a dejar sobre el piso-La que si esta cambiada es usted señorita-tome una de sus manos para hacerle dar una vuelta-Se ha convertido en toda una mujer-y si volví a estrujarla entre mis brazos.
Ella solamente se sonrojo luego de que nos separamos, y agacho un instante la mirada pero rápidamente la elevo y se inclino un poco para ver detrás de mí a nuestra madre, la cual todavía estaba en transe.
-¡Ma es Peter!
Exclamaba toda feliz Luz mi pequeña hermana, yo sonreía como si me hubieran dado un juguete nuevo, por tenerlas a ambas conmigo a mi lado. Tome de la mano a mi pequeñita hermana, se que ya tenía sus diecisiete años pero siempre será mi pequeñita, y lentamente nos acercamos a Analía, léase: desde mi “rebeldía” adolescencia se me había dado por llamar a mis padres por sus nombres de pila.
Me pare frente a ella con mi mejor sonrisa compradora y pronuncie un escueto mami volví, lo que provoco la risita nerviosa de Luz y que a mi madre se les llenaran los ojos de lagrimas.
-Hijo…-dijo en un susurro, yo solo asentí mientras abría los brazos para recibirla…-Hijo volviste…-y luego de esa frase a la que eleve en el aire dando vueltas por todo el jardín fue a ella, a la mujer que lloraba de felicidad en mi hombro, a la mujer que amaría toda la vida: a mi madre.
-.♥.-
-Así como te digo Petisita, los muchachos quieren hacer una reunión de reencuentro aprovechando las vacaciones…
Yo únicamente asentí mientas terminaba de acomodar una ropa que había dejado mi madre sobre una silla para que la guardara.
-¿Y quienes irían?-le pregunte finalmente mientras por fin me dejaba caer en la cama a su lado.
-Todos La…-Cande se acomodo mejor en la cama y noto la mirada incrédula que le dirigí por la respuesta que había pronunciado-¿Qué pasa?
También me acomodo mejor en la cama-Digo no, con que me digas todos no me ayudas-me rasque el brazo-Porque por algo cuando me traías hacia acá me dijiste que capas no querría hacer presencia ese día.-de reojo vi como mi amiga suspiraba-¿Escarbadientes me vas a decir quienes van?
-¡Ufa!-se quejo la flaquita mientras dejaba caer ambas manos sobre sus mulos lo que provoco un poquito de risa en mí, es que cuando quería era una nenita pequeña-¡Con vos no se puede! ¡No se puede!-seguía en berrinchuda al ver que no podía guardarle secreto alguno a quien era su mejor amiga, léase: MARIANA ESPOSITO, por ende esa soy YO.
Sonriendo victoriosa le acaricie el brazo-No mi querida hermana, conmigo no podes para tu desgracia te conozco mejor que a la palma de mi mano-e inconcientemente ambas inspeccionamos mi mano al segundo nos vimos a los ojos y estallamos en risas por la tontería que acabábamos de hacer.
-Dale decime…-largue en seco sin olvidarme del tema
-Bueno por lo que yo se-y Candela se apunto a ella misma-La reunión como te dije se va a realizar en la casa de Euge, así que obviamente la rubia va a estar presente.-se aliso uno de sus bucles rebeldes que se le forman-Hem, también supe que iría Vico, mi cacheton Agustín por supuesto-y sonrío como tonta enamorada al nombrarlo, sonrisa que me contagio-La Daky también dio el presente, eh creo que Rocío y María también…
-¿Nicolás y Gastón no dijeron si iban?-pregunte luego de repasar mentalmente los nombres.
-Claro que si Lalu, si el rubio no va primero lo matamos todos y segundo la otra rubia lo acogota-ambas reímos porque sabíamos que ellos eran inseparables a pesar de que durante el segundo año de secundaria confundieron amistad con amor, eran los mejores amigos-Y sobre Gas, sabes como es va a caer a última hora junto a Dani y a Pablo porque para no perder la costumbre estos tres siempre se unen alguna fiesta de su universidad-solamente asentí y una vez más sonreí porque ellos tres iban a la misma universidad, quien fue culpable de unirlos más como amigos y desde ese momento iban a todas las fiestas que se le presentaran.
Candela tomo su celular el cual había comenzado a sonar y sonrío al descubrir un mensaje de chico, él cual le comunicaba que estuviera lista que estaba a punto de llegar al pueblo y quería una bienvenida como correspondía.-¡Cochinos!-le grite a mi amiga luego de que le leyera el mensaje por lo cual recibí un almohadonzazo provocando una mini guerra.
-¡Hay ya!-dijo Cande intentando recuperar el mando de su respiración-¿Vas a ir no?-y así como si nada volvía a retomar el tema de conversación.
Me senté en un mini sofacito que esta en el borde de mi cama-Creo que si…-le respondí dudosa luego de atarme un rodete.
-¿Cómo creo que si?-me pregunto.-Vamos a ir Mariana, sabes perfectamente que él no va a estar presente.
-¿Cómo estas tan segura?-le pregunte mientras me sentaba en indio-Nadie sabe con que se puede aparecer ese…
La flaquita ya se había colocado la campera y colgado su cartera al hombro-Hace mas de tres años que no viene al pueblo, justamente este verano no va a venir-asentí una vez mas ese día.
-Así que vamos a ir a la reunión ¿OK?-dijo afirmando sin dejar que yo le diera a réplica.
Y la verdad no tenía ganas de hacerle réplica alguna, así que solo le tire un beso en el aire el cual atrapo entre sus manos y guardo en su corazón, somos muy cursis lo se, luego la vi desaparecer de mi habitación.
Una vez que te quedaste sola te recostaste sobre ese sofá hasta dejar que tus pies y cabeza colgaran desde las respectivas esquinas, cerraste los ojos y comenzaste a analizar todos los sentimientos que tenías por dentro, te ponía feliz ver a todos tus amigos porque a pesar de estar en contacto gracias al avance tecnológico no era lo mismo que verlos cara a cara y volver a disfrutar de las cosas que hacían cuando eran chicos pero por el otro sentías miedo de que el volviera aunque tu amiga tenía razón, quien te aseguraba de que ese verano se daría el derecho de volver a poner sus pies sobre el pueblo.
-Basta de mirarle todo lo negativo cuando se te hablan de tus amigos de la secundaria-me rete a mi misma-Vas a disfrutar de estas vacaciones con todos y listo…-dejaste escapar un pequeño suspiro-Pasara lo que tenga que pasar…-y cerraste los ojos para seguir en tu análisis cuando el sonido de tu celular te lo impidió.
-.♥.-
La casa seguía igual como la recordaba, nada había cambiado todos los muebles y adornos estaban como la última vez que los había visto, excepto el tapiz de los sillones que hacia poco que Analía había decidido
renovar.
Una vez que ambas mujeres me atosigaran preguntas, abrazos, besos y caricias, léase: yo tampoco puse objeción alguna a los abrazos, besos, caricias y respondí con toda la paciencia a las preguntas que me realizaban.
Me disculpe de ambas con la escusa de querer ir a darme una ducha y descansar algo por el viaje, estaba por subir la escalera cuando siento otras cuatro voces que hacía tiempo que no escuchan y en coro gritaban “¡Pipu volviste”, con una sonrisa gire sobre mi mismo eje y mis ojos verdosos reconocieron al hombre que encasillaba la fila que era de unos cuarenta y tantos años, fachero como yo porque si, tendrías sus pirulos encima pero se mantenía como un pendejo, era José Lanzani el hombre que ayudo a darme la vida, luego lo seguían mis tres hermanos Juan Pablo, Juan Martín y Juan Bautista, “¡que tormenta de facha!” exclame entre risas a la vez que me tiraba sobre ellos y nos abrazábamos, luego de separarme de mi viejo cruce una vez más una mirada con mis hermanos y los cinco, contando a Lu, nos unimos en un abrazo y comenzamos a cantar “vamos, vamos lo’ Lanzani, vamos a ganar…”, es raro lo se pero nosotros no somos normales sépanlo.
-¡Por fin en casa!-exclame dejando caer la valija a un lado de la puerta luego de lograr escaparme de un nuevo interrogatorio realizado por los hombres de mi familia.
Mis ojos comenzaron a mirar cada rincón de mi habitación-Todo sigue igual-dije al ver mi guitarra apoyada en un rincón como solía dejarla yo, comencé a caminar por el espacio libre y una sonrisa se me dibujo al distinguir sobre mi escritorio los libros del secundario, seguían allí luego de haberlos dejado una vez que termine de rendir la última materia, no pude evitar largar una carcajada al ver sobre el cuerpo de la computadora las entradas al ultimo boliche que había ido con mis amigos y si, había terminado en malas condiciones ¡como olvidar aquella noche!.
Lentamente me acerque hasta mi cama y arrodillándome sobre el colchón no evite que mis ojos se emocionaran al ver mi tablero de corcho lleno de fotos con todos mis amigos en el jardín, en la primaria y en la secundaria, si mi madre apasionada de la fotografía se encargaba de congelar todos los momentos que vivíamos, ahí también se encontraban cartelitos hechos por todas mis amigas, sonreí al descubrir que las extrañabas más de lo que creía, otra risa largue al ver el boleto del estacionamiento del primer bulo al que fui junto a mis amigos para tener una noche de hombres pero mi sonrisa se tiño en una simple mueca de costado al ver en rincón de la plancha un cartelito decorado a la perfección con la palabra te amo.
Deje escapar un suspiro a la vez que me dejaba caer sobre la cama rebotando unos segundos, cerré los ojos abrumado por tantos recuerdos, iba a llegar el momento de enfrentar a mis amigos y no sabía como hacerlo, si bien con mis dos mejores amigos mantuve contacto no es lo mismo, hacia ya mucho tiempo que no veía a la banda y por ende me daba miedo como me irán a recibir.
-Hijo permiso…-anunció mi padre asomándose por la puerta luego de que yo le diera el permiso para que ingresa…-Se que debes estar cansado pero te venía a avisar que esta noche tenemos una cena con amigos-le dirigí una mirada para que continuara hablando-En la casa de Rogelio Esposito.
Esposito repitió mi mente, no tarde segundos para acomodarme mejor y quedar sentado en el barde de la cama, mire a mi padre el cuál me miraba un poco apenado, si el sabía toda la historia que tenía que ver con ese apellido.
-¿Esposito dijiste?-volví a repetir para confirmar que no fue una mala jugada.
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