sábado, 3 de septiembre de 2011

La fuerza del destino


7

El sábado cinco de mayo amaneció esplendido, el sol estaba brillante como nunca, los pajaritos regalaban un poco de su melodía y las hojas marrones de los árboles decoraban las calles, si era un lindo día de otoño.

En un departamento, te encontrabas vos Eliana feliz de la vida, esa noche era el baile y estabas con miles de sensaciones: felicidad, nerviosismo, ansiedad entre otras cosas.

Vos estabas tirada en tu sillón mirando tu serie favorita cuando tu mejor amiga apareció por la puerta principal con tu vestido, zapatos, maquillaje y demás cosas para dejarte hecha una diosa.

-¿Te olvidaste de algo Cande?-le preguntaste divertida

La flaqui miro todo mientras con sus contaba todo lo que había traído y sonrío satisfecha al no olvidarse nada, su mejor amiga era única.

-¡Obvio que no Darling!-exclamo mientras tironeaba de tu mano-¡Go! ¡Go!

De esa manera comenzaba todo el preparativo, primero la depilación (agradecías que solo te tendrías que depilar las cejas, ya que eras bastante lampiña en el resto del cuerpo), a eso lo siguió una ducha mas que relajante luego siguieron las cremas hidratantes y con ellas el maquillaje, y por ultimo la vestimenta: un vestido sobre la rodilla de color rojo, tu favorito, de corte princesa, te habías enamorado de el apenas lo habías visto, un collar negro con unos artes a juego completaban tu vestimenta junto a unos lindos tacos estilo mocasines que pertenecían a la ultima colección de tu diseñador favorito.

-¿Estoy linda?-le preguntaste a tu amiga.

Ella se poso detrás de ti y mirándote con una dulce sonrisa te dijo que estabas más que hermosa, que Lean cuando te viera se le iba a fundir la bujía, comentario que te hizo sonreír, eso es lo que lograba siempre tu mejor amiga, hacerte sonreír, lograba que estés en paz y con toda la confianza del mundo.

-Cerra los ojos-te dijo de golpe-¡Cerralos te digo!-te advirtió al ver que vos no le hacías caso.

-Para estar completamente hermosa te faltaba esto…

Segundos después abriste tus ojos marrones y en instante se te llenaron de lágrimas al ver lo que tu amiga había hecho, tu pelada como vos le llamabas, si era muy frío pero no te importaba, estaba cubrida por una peluca de color negro que te llegaba hasta un poco más debajo de los hombros con un flequillo recto que lograba una mirada misteriosa.

-Gracias flaquita-le dijiste mientras la abrazaba.

-¡No llores Anita! ¡Se te corre el maquillaje y te mato!-ese comentario logro que ambas largaran una carcajada, era sabido que Candela siempre ponía su gotita de humor.

A las nueves y punto de la noche Lean, tu shanshito, tu pela, tus ojos verdes te esperaba en la puerta, sonreíste al verlo apoyado sobre su Leanmóvil, todavía recordas como lloraste de la risa el día que te lo presento, y junto a ese recuerdo se le sumo otra carcajada mas fuerte al verlo con la galera que lo acompañaba siempre que manejaba.

Apenas escucho tu inconfundible risa, elevo sus ojos hacia vos y reíste mas al ver como su boca había quedado abierta al verte, la cuál cerraste con un beso.

-Que hermosa que estas-te dijo mientras te hacia dar una vuelta.

-Gracias-sonreíste a la vez que tus mejillas se ponían coloradas-Vos no te quedas atrás.

Lean estiro las solapas de su saco-Ya se que estoy re partible-y ambos rieron-Ey no tengas envidia, les voy a recordar a todas las chicas que tengo dueña-te dijo cuando vos le diste un pequeño golpe en el brazo al ver como daba una vueltita haciéndose el modelo.

Quince minutos después se encontraban bailando animadamente en la fiesta, la verdad la estaban pasando estupendamente, desde que pusieron ambos pies dentro del salón se habían internado en la pista de baile.

La noche transcurría lentamente aunque para ambos las agujas del reloj se movían muy rápido y todo era porque se estaban divirtiendo, las risas ni temas de conversación faltaban entre ustedes por lo cuál lograban disfrutar al máximo cada momento que se les presentaba.

-Shanshi ven un momento-tiro de vos hasta sacarte del salón, caminaban tomados de la mano por el enorme jardín que había en el hospital hasta sentarse en el borde de una fuente.

Ese momento lo aprovecharon para mimarse un poco, decirse cosas lindas y además disfrutaban del silencia y la compañía de la luna junto a las estrellas.

-Pitt ¿para que querías venir acá?

Lean se separo de vos y te mostro dos cadenas, cada una con un corazón, con delicadeza uno de los corazón descanso sobre tu pecho…

-Te ame desde el primer momento en que te vi. Te amo desde que probé por primera vez tus dulces labios. Y te amare desde este momento para toda la eternidad porque te regalo mi corazón para siempre, de ahora en mas mi corazón siempre va a estar junto a vos en todos los momentos de tu vida.

Con tus ojos repletos de lágrimas, quienes se iban soltando una por una marcando un recorrido el cual no te importaba saber donde terminaba. Tus manos temblorosas tomaron el otro corazón que descansaba en el puño de tu amada y con la misma delicadeza su (tu) corazón descanso sobre su pecho.

-Te ame desde la primera vez que vi aquellos ojos verdes. Te amo desde aquella tarde que me llenaste de osos de peluches mi casa y mi habitación del hospital para que te perdonara tu testarudez. Te amare desde este momento hasta toda la eternidad porque eras, sos y serás el dueño de mi corazón. ¿De mi corazón? ¡Que va! ¡De mi vida eres el dueño! Y no tengo miedo a entregártela porque se que eres el mejor dueño que puede tener.

Lentamente le secaste algunas lágrimas que aquellos ojos verdecitos iban largando y con total ternura unieron sus labios en un dulce y salado beso.

Tus manos se aferraban a su cuello, no querías romper aquel maravilloso contacto, se habían besado muchas beses pero este era especial, tenían un sabor distinto. En el se estaban entregando no solo su corazón, se entregan sus vidas para que el otro la cuidara y eso era un contrato que superaba la eternidad.

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