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El sábado
cinco de mayo amaneció esplendido, el sol estaba brillante como nunca, los
pajaritos regalaban un poco de su melodía y las hojas marrones de los árboles
decoraban las calles, si era un lindo día de otoño.
En un
departamento, te encontrabas vos Eliana feliz de la vida, esa noche era el
baile y estabas con miles de sensaciones: felicidad, nerviosismo, ansiedad
entre otras cosas.
Vos
estabas tirada en tu sillón mirando tu serie favorita cuando tu mejor amiga apareció
por la puerta principal con tu vestido, zapatos, maquillaje y demás cosas para
dejarte hecha una diosa.
-¿Te
olvidaste de algo Cande?-le preguntaste divertida
La flaqui
miro todo mientras con sus contaba todo lo que había traído y sonrío satisfecha
al no olvidarse nada, su mejor amiga era única.
-¡Obvio
que no Darling!-exclamo mientras tironeaba de tu mano-¡Go! ¡Go!
De esa
manera comenzaba todo el preparativo, primero la depilación (agradecías que
solo te tendrías que depilar las cejas, ya que eras bastante lampiña en el
resto del cuerpo), a eso lo siguió una ducha mas que relajante luego siguieron
las cremas hidratantes y con ellas el maquillaje, y por ultimo la vestimenta:
un vestido sobre la rodilla de color rojo, tu favorito, de corte princesa, te
habías enamorado de el apenas lo habías visto, un collar negro con unos artes a
juego completaban tu vestimenta junto a unos lindos tacos estilo mocasines que
pertenecían a la ultima colección de tu diseñador favorito.
-¿Estoy
linda?-le preguntaste a tu amiga.
Ella se
poso detrás de ti y mirándote con una dulce sonrisa te dijo que estabas más que
hermosa, que Lean cuando te viera se le iba a fundir la bujía, comentario que
te hizo sonreír, eso es lo que lograba siempre tu mejor amiga, hacerte sonreír,
lograba que estés en paz y con toda la confianza del mundo.
-Cerra
los ojos-te dijo de golpe-¡Cerralos te digo!-te advirtió al ver que vos no le
hacías caso.
-Para
estar completamente hermosa te faltaba esto…
Segundos
después abriste tus ojos marrones y en instante se te llenaron de lágrimas al
ver lo que tu amiga había hecho, tu pelada como vos le llamabas, si era muy
frío pero no te importaba, estaba cubrida por una peluca de color negro que te
llegaba hasta un poco más debajo de los hombros con un flequillo recto que
lograba una mirada misteriosa.
-Gracias
flaquita-le dijiste mientras la abrazaba.
-¡No
llores Anita! ¡Se te corre el maquillaje y te mato!-ese comentario logro que
ambas largaran una carcajada, era sabido que Candela siempre ponía su gotita de
humor.
A las
nueves y punto de la noche Lean, tu shanshito, tu pela, tus ojos verdes te
esperaba en la puerta, sonreíste al verlo apoyado sobre su Leanmóvil, todavía
recordas como lloraste de la risa el día que te lo presento, y junto a ese recuerdo
se le sumo otra carcajada mas fuerte al verlo con la galera que lo acompañaba
siempre que manejaba.
Apenas
escucho tu inconfundible risa, elevo sus ojos hacia vos y reíste mas al ver
como su boca había quedado abierta al verte, la cuál cerraste con un beso.
-Que
hermosa que estas-te dijo mientras te hacia dar una vuelta.
-Gracias-sonreíste
a la vez que tus mejillas se ponían coloradas-Vos no te quedas atrás.
Lean
estiro las solapas de su saco-Ya se que estoy re partible-y ambos rieron-Ey no
tengas envidia, les voy a recordar a todas las chicas que tengo dueña-te dijo
cuando vos le diste un pequeño golpe en el brazo al ver como daba una vueltita
haciéndose el modelo.
Quince
minutos después se encontraban bailando animadamente en la fiesta, la verdad la
estaban pasando estupendamente, desde que pusieron ambos pies dentro del salón
se habían internado en la pista de baile.
La noche
transcurría lentamente aunque para ambos las agujas del reloj se movían muy
rápido y todo era porque se estaban divirtiendo, las risas ni temas de
conversación faltaban entre ustedes por lo cuál lograban disfrutar al máximo
cada momento que se les presentaba.
-Shanshi
ven un momento-tiro de vos hasta sacarte del salón, caminaban tomados de la
mano por el enorme jardín que había en el hospital hasta sentarse en el borde
de una fuente.
Ese
momento lo aprovecharon para mimarse un poco, decirse cosas lindas y además
disfrutaban del silencia y la compañía de la luna junto a las estrellas.
-Pitt
¿para que querías venir acá?
Lean se
separo de vos y te mostro dos cadenas, cada una con un corazón, con delicadeza
uno de los corazón descanso sobre tu pecho…
-Te ame
desde el primer momento en que te vi. Te amo desde que probé por primera vez
tus dulces labios. Y te amare desde este momento para toda la eternidad porque
te regalo mi corazón para siempre, de ahora en mas mi corazón siempre va a
estar junto a vos en todos los momentos de tu vida.
Con tus
ojos repletos de lágrimas, quienes se iban soltando una por una marcando un
recorrido el cual no te importaba saber donde terminaba. Tus manos temblorosas
tomaron el otro corazón que descansaba en el puño de tu amada y con la misma
delicadeza su (tu) corazón descanso sobre su pecho.
-Te ame
desde la primera vez que vi aquellos ojos verdes. Te amo desde aquella tarde
que me llenaste de osos de peluches mi casa y mi habitación del hospital para
que te perdonara tu testarudez. Te amare desde este momento hasta toda la
eternidad porque eras, sos y serás el dueño de mi corazón. ¿De mi corazón? ¡Que
va! ¡De mi vida eres el dueño! Y no tengo miedo a entregártela porque se que
eres el mejor dueño que puede tener.
Lentamente
le secaste algunas lágrimas que aquellos ojos verdecitos iban largando y con
total ternura unieron sus labios en un dulce y salado beso.
Tus manos
se aferraban a su cuello, no querías romper aquel maravilloso contacto, se
habían besado muchas beses pero este era especial, tenían un sabor distinto. En
el se estaban entregando no solo su corazón, se entregan sus vidas para que el
otro la cuidara y eso era un contrato que superaba la eternidad.
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