Capitulo trece: El regalo más grande
-Llegaste para poner nuestras vidas patas para arriba, recuerdo como llorabas durante las noches y no dejabas descansar un instante a tu pobre madre, si no era ella quien te arrullaba o te daba el biberón tu no ibas a cesar de llorar. Recuerdo los celos de tus hermanos, como sus caritas se tenían de un colorado como fuego por ver que captabas toda nuestra atención con solo una risita, una caricia o algo por el estilo, pero creciste y los cautivaste, se hicieron tan pegados que era imposible separarlos.
-Y para finalizar todo este pequeño discurso, hijo mío, mi sangre, mi tercer gran orgullo te deseo un feliz cumpleaños, que la vida te valla dando cosas tan buenas, porque te las ganaste, se feliz con la pequeña de Ely, que nacieron para estar juntos, para quererse y amarse, para apoyarse, para formar una familia. Adam felicidades…
Luego de unos segundos se escucharon aplausos ensordecedores alrededor de toda la mesa.
Adam emocionado por todas las palabras que había regalo su padre se acerco para abrazarlo fuertemente, al igual que sus hermanos y su madre, se fundieron en un abrazo tan especial que lograron que mas de una mujer derramara alguna lagrima.
-¿Se lo vas a decir ahora?
Le pregunto en un susurro Rachel a su hermana, Emily miraba atentamente la escena que esta pasando su novio.
Y no pudo evitar llevarse una mano a su vientre a la vez que se lo acariciaba lentamente.
-No, ahora no, voy a esperar un momento que estemos solos, ¿no crees?
Rachel solo asintió y volvió a ponerse cómoda en su lugar, mientras las empleadas colocaban en la mesa el segundo plato.
-¿Estas bien corazón?
Adam la miro con los ojos brillantes, se levanto de su asiento y corriendo lentamente la silla de ella le ofreció la mano, la cual ella acepto gustosa y disculpándose un momento con los invitados, ambos tomados de la mano se dirigieron hacía el balcón.
Ella se sentó en una silla de madera que había en una de las puntas y él la emito colocando la otra silla que sobraba delante de ella.
-Esta siendo una noche llena de emociones, ¿no crees?
Adam la tomo nuevamente de la mano para depositarle un tierno beso en el dorso de ella y
sin alejarla de su boca le dijo…
-Así es, muchísimas emociones y creo que siguen muchas mas…-se separo un momento de ella, para recostarse en la silla y poder admirarla.
No podía negar que la amaba demasiado, que los cuatro, casi cinco años que están juntos, sin contar las peleas, los free o malentendidos, fueron los mejores de su vida.
Con ella aprendió muchísimas cosas, como controlar los celos, aunque en ocasiones se le escapaban, otra de las cosas que aprendió fue hacer lo que sentís, como aquellos momentos que sucedían cuando estaban en sus giras y quería gritarle al mundo que la amaba, pero lo más importante que le enseño fue el verdadero amor.
Si hace cuatro años atrás, cuando solo tenia apenas diecinueve años, le hubieran dicho que se pondría de novio seriamente, sentaría cabeza dejando a un lado las cantidades de fiestas y mujeres, en ese entonces se reiría sin parar pero ahora no, ahora descubre que es verdaderamente feliz con la vida que le toco llevar junto a ella, a pesar de los celos, de las peleas, malentendidos y las miles de piedras, jamás cambiaria ninguna parte de las cantidades de hojas escritas en su historia, simplemente porque no sería lo mismo y mucho mas importante es que esta historia era para ellos y para nadie mas.
-Adam, tierra llamando a Adam…
Al ver que el no le respondía ni le prestaba atención aprovecho para ir a buscar el regalo que le tenía preparado.
Una vez que tenía el regalo entre sus manos, se quedo helada en la puerta del balcón, viendo como Adam dejaba que la pequeña brisa que corría le pegara en la cara, lentamente se apoyo en el marco y dejo que sus ojos vagaran una y otra vez por aquel cuerpo que conocía perfectamente.
Sintió como su corazón comenzaba a galopear a mil por hora, con tantas ansias de correr hacía su lado y ocultar su rostro en aquel musculoso pecho y poder inhalar el perfecto perfume que desprendía de su piel.
Porque eso era una de las tantas cosas que amaba de él, ese perfume tan único que tenía, era tan único porque era su propio olor, mas de una vez no se ponía perfume porque sabia de memoria que a ella le gustaba así, como solía de arreglarse sin ninguna coquetería…
"Esas son cosas de mujeres, pasarse mas de tres horas decidiendo la ropa, el perfume y toda la cosa…"
Fue lo que le había dicho en una de sus primeras citas, una sonrisa se formo en su rostro al recordar las primeras citas que tuvieron.
Eran tan pequeños en ese momentos, él siempre aparecía con flores y caramelos, o algunas veces con flores otras con caramelos, o algún que otro regalo.
"No me importa que me traigas tantos regalos, con estas cosas no me vas a enamorar de entrada, me vas a enamorar si nunca se te cruza dejarme plantada o peor mentirme"
Le había confesado en su quinta cita, cuando él le había comentado que ya no se le ocurría que llevarle cuando fuera a recogerla.
"Aunque me digas que soy cursi, y que estas cosas las tienen que pensar las mujeres solamente te lo voy a contar.
Desde que descubrí al amor, deseo desde ese momento para adelante en mi vida, en cada instante formar una familia enorme, tener una casa hogareña en las afueras de la ciudad con un patio enorme y un jardín delantero como el de las películas, tener una casa en el campo para poder ir todos los fines de semana y poder pasar un almuerzo en familia con mi mujer, mis hijos, mis hermanos y respectiva familia, mis padres, mis suegros y cuñadas con sus respectivas familia.
En un futuro se que lo voy a cumplir, ¿Emily tu serías capas de cumplirme este sueño?"
Le había confesado él, el día que tuvieron su primera vez, Adam había sido su primer hombre y el único, y en aquel momento no le aterraba la idea de imaginar todas esas cosas, es mas deseaba con todo su corazón que se cumplieran.
Una vez que ese recuerdo se acabo, volvió a la realidad, se acaricio una vez mas el vientre, tomo un poco de aire y…
-Cariño, ven que te quiero dar mi regalo…
Adam giro decidido a decirle algo antes de que ella pudiera hablarle…
-Pequeña antes déjame decirte algo, ¿si?
Ely solamente asintió y al instante estaba al lado de su amado tomados de las manos, ambos nerviosos por distintas razones pero sin saber que eran las decisiones más importantes de su vida.
-Ely tu sabes que te amo, que desde el día que te pedí que seas mi novia, mi mejor amiga, mi amante, mi todo fue lo mejor que me paso en la vida. Tu logras sacarme miles de sonrisas en todo momento, me das las fuerzas necesarias para hacer todo cuando siento que no puedo mas, me apoyas, me acompañas, me cuidas y no me dejas solo nunca, ni aunque te lo pida.
Los ojos de Emily estaban empañados en lágrimas, pestañaba una y otra vez para no dejar escaparlas y no arruinar el momento, pero era inútil, sus hormonas estaban más que sensibles desde hace tres meses atrás, y la situación del momento no ayudaba para mantener la calma.
Al instante sintió como cascadas de lágrimas descendían por sus mejillas sin cesar y con una pequeña sonrisa en su rostro, le indico a Adam que proseguiría.
-Esta idea hace meses, va hace casi ya un año que me anda rodando en la cabeza, nunca te la dije antes por miedo a que yo no este preparado y después te haga una infeliz, y ante que sucediera eso decidí pensármelo bien. He pasado noches enteras pensándomelo una y otra vez, encontrándole todos los porque que justificaran que no iba a arruinar tu vida, hasta que un día termine comprando algo sin saber si estaba seguro o no.
Adam lentamente se arrodillo frente a una totalmente anonadada Emily.
-Y al final llegue a quitarme todas esas dudas y quería preguntarte Emily Whitfield si quisieras, deseas, sueñas ser mi señora esposa por el resto de vida que nos queda por pasar juntos. Pequeña ¿quieres casarte conmigo?
Emily no tubo que pensarlo dos veces, se arrodillo igual que él y mientras reía entre un mar de lágrimas le respondió…
-¿Adam Smith como lo puedes dudar? ¡Claro que quiero ser tu señora por el resto de la eternidad!
Ambos riendo y llorando se fundieron en un tierno beso y abrazo, sin tener la minima gana de separarse, de alejarse ni nada.
-Ahora si Ely, dime ¿Cuál es mi regalo?
-Hay Adamlie, ni en el momento mas romántico dejas de pensar en tus regalos.
-Pero así me quieres.
Ely lo miro intensamente a los ojos y acariciándole tiernamente el rostro le corrigió…
-No, te amo más que a nada en el mundo
Adam la tomo delicadamente del rostro y volvió a besarla profundamente.
-Ahora si, te digo cual es mi regalo…
Ella se levanto con la ayuda de su futuro esposo y se acerco a la pequeña para tomar un sobre liviano de color marrón y se lo tendió a Adam para que lo tomara…
-¿Y esto?
-Ábrelo y te enteraras…
Adam la miro confuso y rápidamente tomo el sobre y lo abrió, cada vez que iba leyendo mas y mas la sorpresa en su rostro era indescriptible.
-Lo que estoy leyendo acá ¿es verdad?
Emily solamente asintió mientras lloraba sin parar, Adam dejo a un lado aquel sobre y la tomo entre sus brazos, besándola dulcemente sin parar en ningún momento.
Las lágrimas de ambos se mezclaron, sentían tantas cosas que no se podían explicar, felicidad, nerviosismo, ternura, pasión tantas cosas…
-Vamos hacer padres…
Le dijo en un susurro ella mientras juntaban sus frentes…
-Padres, vamos hacer padres…-repetía entre risas Adam…
Abrazándola dulcemente le dijo…-Este es el regalo mas grande…
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