sábado, 21 de enero de 2012

Montaña Rusa (Capitulo 2)


“Y es que le dicen la guapa, por guapa, guapa, guapa y guapa. Por su gracia marinera que no la tiene cualquiera…”

El sonido proveniente de su celular la saco de sus pensamientos obligándola a girar a lo largo de su cama hasta que su mano toco el aparato, sus dedos se apresuraron a leer el contenido del mensaje que le había acabado de llegar y sus dientes mordisquearon traviesamente su labio inferior.

-Marianita vamos a mejorar esta mañana podrida que acaba de comenzar…

Luego de contestar el mensaje de texto, se levanto de un salto y en menos de cinco minutos su pollera azul marino cubría apenas su colaless color roja y su camisa blanca estaba atada debajo de sus pechos, dejando apenas que se viera el encaje blanco que contorneaba a su brasier, sus piernas fueron cubiertas por unas medias que le llegaban hasta la mitad con algunos tajos y sus pies descansaron sobre unos zapatos negros con tacón.

 -Ma yo no voy a desayunar acá…-le dijo una vez que llego hasta el living-comedor y la vio tomando unos mates mientras miraba el noticiero.

-¿A dónde vas entonces?

Lucia no quitaba la vista del televisor y Eliana se encargaba de revisar que en su cartera se encontrara todo lo que necesitaba, una vez terminado se la colgó al hombro, tomo su carpeta y dos libros para agacharse y darle un beso en la mejilla a su madre.

-Emmm…Para que mentirte ¿no?-Lucía mientras sorbía un poco del agua caliente que había en el mate  asintió-Me voy a ver un ratito con “El muerto”

Lucia dejo inmediatamente de lado el mate y empujo apenas su silla mientras se cruzaba los brazos sobre su pecho, Eliana cerró los ojos, dejo caer todo su peso sobre su pierna izquierda y espero a que comenzara el sermón.

-Tu hermano te tiene dicho y prohibido que te veas con ese pibe, si te lo dice constantemente es por algo.

-Ni vos ni Ezequiel lo conocen como yo vieja…Perdón mamá-se retracto al ver como las cejas de su madre se ponían duras y serías, detestaba que la llamaran así.

-Yo no tengo que conocer a nadie, confío en mis hijos y si tu hermano te dice que te alejes de ese pibe es por algo.

-¡Y yo te digo que no me voy a alejar!

Eliana ya estaba perdiendo la paciencia, por lo que la ultima frase salió en forma de grito, lo que provoco que Lucia también se molestara y alterara el tono de su voz.

-¡Mira nena a mi no me vas a venir a gritar y si te digo que no es….!-el portazo que acaba de realizar Eliana provoco que Lucia terminara con la palabra en la boca y saliera a correrla hasta las escaleras-¡Pendeja de mierda ven para acá! ¡Soy tu madre y no me vas a dejar con la palabra en la boca!

-¡Adiós mamá me están esperando!

Lucia volvió a pegar otro grito mas fuerte mientras bajaba a las corridas el ultimo escalón que daba al primer descanso del edificio y un insulto mas fuerte salió de su boca al ver que su hija se subía a una moto negra que la esperaba en la esquina y era conducida nada mas ni nada menos que por el oveja negra del “muerto”

Mientras tanto, a unas cuantas cuadras de la casa de Eliana, una puerta color marrón claro se abría dejando salir una oleada de vapor, para luego verse la figura de un Ludovico envuelto con una toalla a la altura de su cintura, con sus locos pelos revueltos y goteantes, y sus pies descalzos disfrutando de la temperatura media que había en el piso.

-Hijo por favor cámbiate…-le pidió Cecilia mientras pasaba con un cajón lleno de impuestos que debía revisar, Vico le sonrío y solo se agacho unos centímetros para darle un beso en la mejilla-Con eso no logras nada, cámbiate rápido así tu padre te alcanza al colegio.


Vico sin decir nada se dirigió hacia la puerta donde una bandera de Argentina descansaba pegada en el centro, la cual era su habitación, pared pintada de celeste cubierta por imágenes de sus artistas preferidos, entre ellos: Charly Garcia, Fito Paez, Almafuerte, V8, Orka por un lado, por el otro se encuentran fotos de Nirvana, The Beatles, John Lennon y Paul McCartney, y como si no le faltara decoración a esa habitación, en un pequeño costadito justo encima de la cabecera de la cama, una banderita de River Plate, el amor verdadero de Ludovico, se encuentra flameando entre tantos músicos.

-¡Ohh que placer!-exclamo al dejarse caer sobre su cama de dos plazas y rebotar varías veces en ella.

Unos minutos de fíaca no le hicieron nada mal pero era hora de irse al colegio, así que la toalla blanca que rodeaba su cintura termino cayendo en algún rincón y como Dios lo trajo al mundo se recorrió los pocos metros de su habitación para colocarse su jeans azul, a la vez que se colocaba sus medias y sus zapatillas de lona todas sucias y una remera blanca lisa que marcaban los musculosos brazos de él era su habitual uniforme.

Con carpeta negra en mano, lapicera azul y corrector en el bolsillo, sin olvidarse de su celular y auriculares salio entre cantitos hacia la calle, donde su padre lo esperaba con el auto encendido.

El viaje no fue gran cosa, lo único que rompía el silencio dentro de aquel auto era la música que desplegaba del radio, Ludovico no tenía muy buena relación con Jesús, su padre, mas bien no tenía relación alguna, su padre era un hombre bastante seco, solo se dedicaba a trabajar, a poner la plata en la mesa, a comer y a dormir, eran muy pocas las veces en las que compartían charlas interesantes, jugaban al futbol o se acompañaban en momentos claves.

-Gracias…-espetó solamente Pedro al bajarse del auto…-Que vos también tengas un buen día…papá…-susurro al ver como el auto desaparecía de su vista al instante en que él cerraba la puerta, con un suspiro frustrante volteo hacia la puerta del colegio, era hora de ponerse la careta de la felicidad.

Y de esta forma comienza a contarse la historia de Eliana y Ludovico.


Eliana Francia.
Edad: 18 años
Familia: Lucia, madre de 48 años, Ezequiel (Zeze) y Jair (Poro) de 20 años cada uno, Hernan, padre abandonito de 41 años
Carácter: fiel, impulsiva, dinamita pura, comprensiva, consejera, sensual.

“Que me prohíban cosas hace que me vuelva un tanto insoportable y valla a contra corriente. Soy desconfiada por naturaleza pero tengo mis motivos. Enamorada de mi peor enemigo, aunque yo se que es la mejor persona del mundo. Sin miedo a defender como se debe a mis amigas, Sofía, Brenda y Evelyn. Aunque muchos piensen que quiero destruir mi vida yendo a la par de malas influencias, los que en verdad me conocen saben que tengo metas, y no voy a parar hasta cumplirlas.”

Ludovico Luchiani.
Edad: 19 años
Familia: Cecilia, madre de 50 años y Jesús, padre de 49 años.
Carácter: Orgulloso, impulsivo, seductor, buen consejero, pasional.

“Lo único que vale la pena en esta vida para mi es mi vieja y…y ella, aunque no nos podamos ver cara a cara sin pelearnos, siempre mi sombra la esta cuidando, protegiendo de las basuras que la rodean. Como también no dudo en desparramar golpes a quien se le ocurra poner un dedo encima a Alejandro, Carlos y Luis. La vida me da sus golpes, por eso hace un tiempo decidí disfrutar de ella: mujeres, sexo y descontrol, ¿Qué pibe de diecinueve años no quisiera vivir así? Pero no lo olviden, la vida golpea y uno se tiene que amoldar a ella.”

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